sábado, 4 de febrero de 2017

¡El hambre en un carnet!


A partir de hoy Un Quijote en Carabobo inaugura una nueva etapa, todos los días estaremos actualizando notas, opiniones y debates sobre Venezuela, nuestros artículos seguirán, ahora cada semana. Hoy iniciamos con un buen articulo de la Diputada Deyalitza Aray: 

La crisis alimentaria en Venezuela tiene más de un rostro, no hace distinciones de raza, credo, profesión o estrato social, solo está allí y cada quien la enfrenta a su manera, con las posibilidades y limitaciones propias y del entorno pero con un efecto lapidario para la inmensa mayoría.

Vivimos una perversa transición, pasando de la abundancia a la escasez, de la variedad a la búsqueda, “del ta’ barato dame dos” al “no hay”, de los tres golpes a solo dos si acaso, de comer lo que quieras para pasar a “lo que haiga”, de lo nacional a lo importado, de la calidad a cualquier cosa es bueno, del mercado quincenal a la compra diaria dependiendo de lo que tengas en el bolsillo.

Esa misma crisis va a la escuela, se monta en un taxi, la consigues en un hospital, en una farmacia, terrible realidad, nada te alcanza! y la angustia y hasta la desesperación se apodera de quienes apenas tienen para subsistir, ni hablar de quienes ya rompieron la barrera y su única salvación es la caridad ajena olvidada en ocasiones en bolsas de basura. Se mete en tu casa, te obliga a reducir las porciones que cada vez son más pequeñas en el plato, a sacrificar alguna porque si desayunas no almuerzas, ya casi nunca cenas o por lo menos no como acostumbrabas, mientras notas cuando te vas a vestir, como también se reduce tu talla y las de tus hijos, perdiendo peso y no por gusto o dieta, sencillamente porque en Venezuela ya no se come como antes.

En medio de este macabro desastre, el gobierno nacional en voz del propio presidente Nicolás Maduro anuncia una nueva fórmula para, según él, mejorar la aplicación de los programas sociales y hacer frente a ese enemigo gigante que lo intenta desestabilizar llamado Guerra Económica que aplica el sector opositor venezolano responsable de todo lo que pasa en la nación, y entre bombas y platillos, en cadena nacional da a conocer la novedosa maravilla denominada “Carnet de la Patria”.

Tamaña manipulación plastificada que a cuenta de pretender facilitar el acceso a los programas de protección social para la resolución de problemas y necesidades del pueblo como dicen, en el fondo esconde un proceso que discrimina y secuestra definitivamente la dignidad de la gente que lo único que quiere es estabilidad y comer en paz, penetrando de forma inmediata a toda la información personal, de residencia y participación o no en misiones o movimientos sociales que impulsa el sector oficialista que desgraciadamente nos gobierna, para su control. Esto no es un invento, ni patraña escuálida opositora es lo que se desprende de la propia metodología para su aplicación: “Debe ser presentado a la hora de ser beneficiado por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap);  y todas las misiones sociales que impulsa el Gobierno Nacional”, a confesión de parte relevo de pruebas, lo sabemos los abogados. "Todo el venezolano que quiera la prosperidad y felicidad, la paz, vengan al nuevo sistema del Carnet de la Patria", quieren decir con eso que quienes no lo hagamos queremos la guerra, la pobreza? sencillamente somos ciudadanos que nos negamos a un sistema que insiste en humillarnos y doblegarnos.

Criminal a mi modo de ver, pretender que el acceso a la comida, a los medicamentos, a la vivienda, a los servicios que todo gobierno responsable está obligado a ofrecer a sus ciudadanos lo condicionen a la inscripción en un supuesto programa de atención que realizan exclusivamente las UBCH, Frentes Socialistas y demás de células políticas que anticipadamente clasifica a los venezolanos de manera vergonzosa en carnetizados patriotas y los no carnetizados apátridas. 

Un simple programa más a los que el régimen nos tiene acostumbrados y a los que ha sabido sacarle provecho en tiempos electorales, oportuno en un momento en el que su credibilidad está severamente cuestionada y el rechazo a sus decisiones y acciones de gobierno ruedan la barra de la insatisfacción y la decepción. Ya no es solo el hambre de comida, suficiente el crujido del estómago que te lo recuerda, también es hambre de verdadera unidad para luchar contra aquello que se incrusta, se hace rutina y lo vemos con normalidad, de justicia y de estabilidad.

dearay66

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