miércoles, 19 de junio de 2013

Venezuela y la verdadera conspiración.

Conspirando en Patanemo.
Agobiado por tanto “sobrecalentamiento del consumo”, tal como lo dijo el Presidente en ejercicio, decidí tomarme en serio la cosa y sin tapujo ni medias tintas me fui a conspirar para Patanemo, mejor elección imposible, con una amplia bahía formada por un valle inundado, teniendo por el sur una ancha playa arenosa de aproximadamente 800 m de longitud, con costas rocosas y escarpadas, junto con la Laguna de la Bocaina que está ubicada al extremo oeste y rodeada de una abundante vegetación de manglares y cocoteros , y la de Yapascua protegida por un arrecife, hace esta zona la ideal para el aterrizaje del avión fantasma SR-71 "Blackbird", prestado gentilmente por nuestro buen amigo Charles Xavier y sin depósito de garantía.
Armado hasta con 6 periódicos y ya cómodamente sentado en mi silla playera “La Cool”, me dispuse a iniciar todo el proceso que significa planificar adecuadamente un complot como debe ser, el primer punto fue excesivamente indecoroso, la nota de prensa decía textualmente: “Bolivia produce anualmente 32.000 toneladas de papel higiénico, lo que le permitirá exportar a Venezuela unos 60.000 paquetes de 20 rollos cada uno, que equivalen a 0,25 % de la producción global”, sentí que algo se me revolvía en el estómago, pero tuve que recomponerme de inmediato al recordar que solo tenía servilletas de las económicas para la faena.
Así, sellada la primera acción y de una sola hojeada, encontré la segunda fase del macabro plan, en este caso viene del mismo país, con el mismo presidente al que se le dijo clarito que “aunque Venezuela se quede sola en su posición no reconocerá esa ilegitimidad”, es decir su gobierno y que ahora en Petrocaribe precisa “que Honduras pagará con carne de res y pollo, huevos, aceite de palma africana, concentrados de jugo de naranja, café, frijoles y harina de maíz, los combustibles que reciba de Venezuela”, hasta aquí no me cabía ninguna duda de lo perfecto de la intriga en marcha, era imposible darse cuenta que la invasión ya había comenzado y que nadie sospecharía sino hasta que ya hubiesen hecho la digestión.
Ya a esta altura del juego era necesario tratar de ir cerrando el círculo, tomando un tiempito para saborear una fría y de sopetón conseguí en la página que “los gobiernos de Nicaragua y Venezuela firmaron este domingo cuatro acuerdos de tipo social, de juventudes y de "hermanamiento policial" y agregaba “uno de los acuerdos plantea trabajar en la creación de un "nuevo modelo policial" y, según dijo Maduro, en un "hermanamiento" entre la Policía de Venezuela y la de Nicaragua”, listo pa´que mas, y es que adicional a un convenio que le ha permitido a Nicaragua exportar alimentos a Venezuela y recibir más de 100 mil barriles de crudo en condiciones de pago súper preferenciales, estamos hechos con la ayuda de un presidente plagado de serias y comprometedoras acusaciones de todo tipo, para enrumbar la política policial en el país.
Teniendo ya todo milimétricamente calculado tan solo le falta la cuarta pata a la mesa y finiquitar el tema, y como una iluminación del más allá aparece la noticia de los continuos y constantes apagones en todos nuestros rincones, porque vamos a estar claros, ¿Cómo puede prosperar una verdadera intriga en la luz?, imposible, necesitamos la oscuridad para poder lograr los objetivos planteados y ahí estaba el inefable ministro eléctrico anunciando que “sí, cada una de las cuadrillas de las milicias y los militares, que se incorporaron recibió una formación a través de charlas que dictó tanto el equipo de seguridad industrial como el de los técnicos de distribución y transmisión de Corpoelec, para la correcta utilización de los implementos y de las técnicas de pica y poda”, la trama lista, el ultimo recoja los vidrios.
Publicado en Notitarde el 13 de Junio del 2013.

miércoles, 12 de junio de 2013

Venezuela: Historias cotidianas.

2 + 2= -1
Estaba yo tranquilamente haciendo mi cola junto a unas 250 personas más, yo era el 201, que intentábamos comprar mantequilla en los chinos detrás del YMCA que prontamente se llamará: Complejo ideológico deportivo del materialismo histórico “Camarada, tu muerte será vengada”; ya había pasado una sampablera entre dos señoras terroristas que a dientes y cachetadas pretendían llevarse tres potes del bendito producto amarillo, pero gracias a la pronta intervención de los efectivos del ejército adscritos al plan “Mi patria la segura”, ya todo había vuelto a nuestra acostumbrada y monótona calma de todos los días y de repente lo leí en el periódico, no lo podía creer, el presidente de la Cámara de la Construcción, Gilbert Dao, indicaba claro y raspao que “en este momento no es posible producir viviendas de interés social para ofertarlas a un precio final de Bs. 500 mil, como lo ha fijado el Gobierno, ya que las mismas no pueden producirse a un costo menor entre los Bs. 700 mil y Bs. 800 mil”.
Les juro que en ese momento mi mente empezó de inmediato a hacer cálculos de todo tipo. ¿Cómo alguien que gane uno, dos o tres salarios mínimos puede pagar esta casa? ¿De dónde va a sacar la inicial? Absorto en mis pensamientos recibí un empujón de repente y un grito desde atrás: “¡muévete, mijito, que hace mucho calor!”. Ni modo, avancé dos pasos y concluyendo sobre las cuentas, éstas definitivamente no me cuadraban; es imposible para casi cualquier venezolano comprar una vivienda en estas condiciones, a menos, claro, que sean regaladas; del resto ni a palos, y es que ha caído tanto nuestro poder adquisitivo en los últimos años, que la calidad de vida actual nos remonta a la época cuando en este país, solo las grandes capitales gozaban de los servicios básicos y el resto estaba a la buena de Dios.
Me detuve un momento para ver cómo andaba la cosa y cerca, ya podía advertir cómo quedaban unos lotes que por lo menos, pensaba yo, me daba chance de llevarme a la casa dos potecitos de este oro líquido. Seguí entonces sacando cuentas: si el costo de la canasta básica familiar, para 5 personas, es de Bs. 10.441,02, y los dos sostenes del hogar solo ganan salario mínimo cada uno, es decir, Bs. 4.095,04, ¿cómo viven?, ¿cómo comen?, ¡perro!, ¿cómo hacen?, porque para remate de todo, para poder medio paliar la situación deben, como este domingo frente al SSO, dormir desde el sábado para intentar comprar a precio del Mercal una bolsa de comida que apenas podrá cubrir una semana de alimentación. Sencillamente no comen como debe ser y cuando lo hacen no logran paliar las serias deficiencias que se van acumulando de solo consumir carbohidratos para engordarse.
Ya llegando, una preñaíta que estaba adelante se quejaba del cansancio por la barriga, pero ni así la dejaban pasar; una vejucona mal encarada decía: “¡bueno, si gozó para tenerlo, que sufra, pa’ que sepa lo que es bueno!”. Volví a mis cuentas y recordé que una consulta con el obstetra hoy está por los Bs. 1.100, y si no tiene seguro, debe tener unos 25 mil bolos previstos para la operación si no hay complicaciones; pensar en los famosos miaos ya no es una opción, a lo sumo una sangría de 4 litros y listo, a prepararse para cuando nazca y comprar pañales, leche, teteros y pare usted de contar. Como diría Mercedes Sosa, “¡caramba y zamba la cosa, vivan los especialistas!”.
Así las cosas y más feliz que una lombriz por llevar mis dos potes luego de unas dos horas y media de cola, empujones y gritos, me acordé de un artículo de unos de esos economistas aguafiestas, donde indicaba que en los últimos 5 años hemos perdido la pendejaíta del 72% de nuestro poder adquisitivo, mientras la inflación subió, en ese mismo tiempo, a la bicoca del 259%, es decir, dos más dos es menos uno.
Publicado en el diario Notitarde el jueves 5/6/2013.

miércoles, 5 de junio de 2013

Para entender: La verdad sobre Venezuela.

GUERRA Y PAZ EN VENEZUELA
Escrito por LUIS UGALDE el May 31st, 2013
Hay muchos entre nosotros que piensan que la división y el odio es tal que la guerra está a las puertas. Personalmente no comparto esta opinión, más bien la división y el odio están artificialmente alentados desde una manera de entender la política.
Los comunistas y los nazis tienen propuestas distintas, pero no se diferencian en el trato que se les debe dar a los adversarios. Un nazi y un comunista creen que su propuesta trae la salvación absoluta; la implantación y consolidación de su revolución es el criterio superior ético. Todo lo demás es relativo y subordinado a este fin supremo: lo que ayuda es un buen medio y lo que se opone es malo y debe ser controlado, criminalizado y eliminado. Quien asesina al adversario merece condecoración y acusar a los otros de los crímenes más horrendos a fin de anularlos es una manera valiosa para lograr el paraíso en la tierra o el milenario Tercer Reich. El caso de Venezuela es más benigno y especial, pues la ideología totalitaria no estaba tan clara desde el principio y no es compartida por la gran mayoría de los chavistas.
Y ese es el problema actual para el Gobierno: la mayoría de sus seguidores quiere un cambio y mejoramiento efectivo, pero no cree en pajaritos preñados de paraísos en la tierra. Es evidente que a la mayoría del país no le gusta un régimen totalitario, ni la pobreza y sometimiento cubanos, lo que deja la puerta abierta para pasarse del gobierno a la oposición. Ahora, sin liderazgo, con malestar socio-económico creciente y corrupción millonaria en el poder, la gente lo que quiere es evolución y no guerra y ha demostrado su disposición a bajarse del autobús de la “revolución” y montarse en otro.
Esto lo entienden los dirigentes del régimen y concluyen (con los consejos que a Cuba le resultaron hace medio siglo) que hay que demonizar a la oposición y convertirlos en malvados imperialistas decididos a asesinar al Presidente. Al mismo tiempo, hay que sembrar el miedo y bloquear todo paso del “revolucionario” a la oposición; por “traidores” a la patria perderán el empleo y serán candidatos para la cárcel… Que teman la represión y exclusión de los beneficios del presupuesto público. Los organismos de derechos humanos, las iglesias que expresen su antitotalitarismo, los países democráticos, los ciudadanos… todos son conspiradores contra la suprema felicidad revolucionaria, y toda protesta juvenil y estudiantil debe ser militarmente aplastada, pues el idealismo y la esperanza de la juventud no se dejan domesticar. Es la lógica totalitaria y no hay sorpresas; lo único que nos llama la atención es la gran torpeza de algunos de sus protagonistas principales.
No hay guerra en el país, ni la desea 90% de la población. La radicalización de la polarización, el odio y la exclusión es un intento desesperado del régimen para evitar la hemorragia política. Lamentablemente, siempre algunos opositores les hacen el juego porque ingenua y emotivamente creen en la estrategia de la plaza de Altamira o del seudogolpe de abril de 2002.
El Gobierno, con razón, teme el desgaste por su pésima gestión, corrupción, falta de liderazgo, prepotencia y ceguera aferrada a un inviable modelo político-económico. Ya pocos en el país y fuera de él creen en magnicidios y guerras del imperio. El gran desafío para los demócratas (90% de los venezolanos) es mantener la paz, la serenidad y el trabajo organizado para reconstruir una sociedad plural, social e inclusiva y superar la pobreza. Triste sería que un cambio encontrara al país improvisando y, peor aún, pensando en regresar al pasado. En los programas actuales hay demasiada ineficiencia y corrupción (incluso para estándares venezolanos), pero apuntan a necesidades urgentes. La paz no sólo pasa por la eficiencia pública en los servicios básicos, sino por el rescate de las principales empresas productivas hoy dirigidas por “revolucionarios” y militares ineptos. De ahí el evidente hundimiento de la industria petrolera, de las básicas de Guayana, de Corpoelec, de Agropatria…
En Venezuela no hay deseo de guerra, sino un clamor por la paz, la convivencia entre los diversos y deseo de una decisión firme para construir juntos el desarrollo necesario. Hasta ahora la oposición democrática ha demostrado un liderazgo sorprendentemente acertado, decidido y sensato. Ahora, más allá de una persona singular, necesitamos en todas las áreas equipos capaces, conectados con los problemas y con la población que los sufre.