Ustedes lo saben, yo lo he dicho, ya todos, sin excepción, lo hemos palpado, estamos en un nuevo país, el cuento de la polarización, ya es eso, solo un cuento, aquí hace rato que se rompió lo que quedaba de este modelo anacrónico y corrupto, ya simplemente fracaso y cualquiera sea el futuro, el mentado socialismo del siglo XXI no está en el horizonte.
Esta “revolución” pulverizo y arruino a todo un territorio, de un solo plumazo y en tan solo 16 años acabo con la clasificación de las clases sociales, cumplió con uno de los dogmas más publicitaros por ellos: acabo con la lucha de clases, ya aquí no existen ni sector A, B, C, D, o E; nos convirtió a una gigantesca mayoría de venezolanos, un 95% o tal vez un 98%, en arruinados, sin apellidos, sin demasiada resistencia, como decía mi camarada Ali Primera en su “canción mansa para un pueblo bravo”, pero todo llega a su final, no hay en el mundo mal que dure mil años, ni cuerpo que lo resista.
Solo ese 2% de la población de Venezuela, puede hoy tener la certeza de que tendrá maneras de poseer una vivienda nueva o un carro último modelo, inclusive son muy pocos los que tienen las posibilidades reales, de poder reponer artefactos y equipos del hogar de una manera normal y no mediante las amañadas listas de los “regalos” compra votos a los que nos acostumbró el actual régimen, las cuentas son por demás sencillas, para comprar una lavadora automática se necesitan unos 60 salarios mínimos de los nuevos, en otras palabras el sueldo de 5 años, ¡una pelusa!, pero es que también alguien que tenga un sueldo de unos 50 mil al mes, ¿pocos, no?, requiere de los ingresos de un año aproximadamente.
En este estado de cosas la única industria que empieza a proliferar en el país, es la de remendar, ni siquiera la de acomodar o reparar, no, es claramente la forma de medio acomodar algo para extenderle un poco más de vida, volvimos al siglo antes pasado, a los tiempos de nuestras bisabuelas, donde la electricidad era un lujo de algunas casas y de algunas ciudades, donde poníamos tambores a llenar con el agua de lluvia para poder bañarnos, es impresionante el grado de ruina a los que nos llevó este bendito experimento del hombre nuevo, devenido hoy en una inimaginable corrupción que ha estallado todas las estructuras del poder público, no se ha dejado hueso sano, roba desde el más pequeño, aunque como siempre, solo los grandes cacaos son los que se llevan la mayor tajada de los billetes verdes que tanto dicen odiar, los obtiene a 6,30 y los liquidan a 700, bárbaro como a nacido bajo el cuento de la patria, una oligarquía ferozmente salvaje y sin el menor símbolo de escrúpulo saquearon por completo a la nación.
Así que nadie diga que no está advertido, las épocas de los pendejos hay que dejarlas bien atrás, este próximo 6 de diciembre debe marcar el inicio de un urgente y necesario cambio en el país, pero ojo, un cambio verdadero, ya esto no soporta más maquillaje ni pastel, la responsabilidad es enorme, los que creen que esto es un quítate tú para ponerme yo, están meando fuera el perol, las bases sociales de Venezuela están seriamente dañadas, por no decir que destruidas, se requieren de reales y sinceras propuestas de hombres y mujeres dispuestos a darlo todo por la nación, los oportunistas, tránsfugas y demás yerbas que no se hagan ilusiones, aquí la gente cambio y lo hizo a pesar de la manipulación, en serio, es la hora de pensar y actuar en grande.
El momento de procurar un futuro diferente a este espeluznante presente está en nuestra manos, en nuestras voces y en nuestro accionar, la indiferencia no es una opción que podemos permitirnos, aquí a nadie se le va a dar un nuevo cheque en blanco para que haga lo que le dé la gana y tampoco podrán pretender algunos negociar impunidades selectivas a costa de la justicia, es la hora de la ciudadanía, luchando, exigiendo y colocando nuestro granito de arena para que no haya excusas, aquí hace rato que el Joropo, el Galerón y el Golpe Tocuyano andan juntos y a veces revueltos.
