lunes, 6 de noviembre de 2017

La responsabilidad es de todos.



Así es Venezuela, el tema de lo que nos pueda seguir pasando depende en sus partes fundamentales, de lo que hagamos y dejemos de hacer, no me refiero a semánticas ni a cosas etéreas, específicamente me dirijo a lo que ciertamente está en nuestras manos, corazones y cerebros llevar a cabo para acabar de una vez con este camino de destrucción y depauperación colectiva, la responsabilidad es de todos mis buenos, y no tan buenos, amigos.

Cada paso tiene un inicio y en esta situación es imprescindible que quienes, agrupados en la MUD, asuman la responsabilidad del desastre del 15 de Octubre, tanto quienes dirigieron esto como aquellos que se sumaron sin piedad contra quienes nos oponíamos, al coro de laceradores  que se dedicaron a apedrear y denigrar, no se trata y no vayan a venir con cuentos, de ninguna cacería de brujas ni de diente por diente, no esa no es la idea, pero definitivamente quienes nos llevaron de un solo coñazo a los peores tiempos que hemos tenido en la oposición democrática y le dieron fuerza a un moribundo, no pueden salir de esto con “yo no fui”, que se aparten pana, que tengan un poco de decencia y demuestren que actuaron de buena fe y no por estar negociando con esta dictadura.

Aquí cada uno sabe en qué posición estuvo, así que no se intente meter gato por liebre, debemos todos asumir de verdad la responsabilidad por los días venideros o resignarnos a vivir de esta manera, nuestras diferencias deben servir para amalgamar una real, honesta y fortalecida unidad de objetivos, basada en lo mejor para todos y no en ambiciones y cálculos de politiqueros de oficio, es tiempo de entrega y sacrificio, no de narcisistas ni pedigüeños. 

Ahora también hay que ser sincero en todo este proceso, no es posible que quienes hemos mantenido una posición crítica frente a tanto desastre, simplemente no logremos ni ponernos de acuerdo ni sumar en la construcción de un movimiento tangible, inclusivo, nacional y profundamente conectado con las luchas sociales de todos y cada uno de los venezolanos, el tema no se trata de una nueva plataforma de quítate tú para ponerme yo, no vale, la cosa es demasiado grave como para seguir con este macabro juego de poderes entre caciques, caciquitos y maniquíes, cada día que pasa este régimen en el poder suman años de retraso y destrucción, solo vemos la punta de un iceberg de inmensas proporciones.

De acuerdo a las autoridades colombianas solo en el mes de septiembre emigraron a ese hermano país 79.306 compatriotas venezolanos, leyeron bien eso fue solo en mes, se calcula que más de un millón de venezolanos en plenas facultades para ejercer sus derechos ciudadanos, como votar, están fuera de nuestras fronteras, si a eso se le suma los que por miles continúan su huida de esta desgracia, la cantidad llega a cifras impresionante, estamos hablando que en pocos años cerca del 10% de la población total de este país ha emigrado forzosamente, no se necesita ser adivino ni genio para inducir que quienes han salido de Venezuela, fundamentalmente está conformado por opositores, jóvenes y talento del bueno.  

No queda tiempo para continuar posponiendo y alargando más esta situación, quedarnos en la búsqueda interminable de héroes y villanos en nada nos va a ayudar a avanzar hacia caminos de éxitos en esta lucha, desde esta página siempre hemos mantenido una posición recta y diáfana, defendemos a Venezuela, no parcelas ni espacios vacíos,  la responsabilidad de nuestro futuro le corresponde a cada uno de nosotros, ni la sociedad civil puede hacer esto solo ni los partidos políticos son suficientes, aglutinar de manera urgente y prioritaria nuestras agendas es necesario, sin poses, sin falsos espejismos y sin permanente pases de factura, por supuesto quienes han dado un paso hacia la colaboración abierta y publica hacia la dictadura que les vaya bien, allá ellos con su conciencia, el problema en lo absoluto son ellos, la cosa esta entre quienes realmente queremos y luchamos por cambiar este estado actual.


Es hora de una dirección comprometida por Venezuela, sin mezquindades ni empujones, se requiere de un liderazgo reconocido y respetado, que junto a fuerzas sociales, gremiales, sindicales, estudiantiles y sociales asuma la conducción de este movimiento, integrando a todos, donde cada uno tenga su propio valor y poder, los cogollos son una perversa manera en que ha devenido el manejo de las relaciones de poder, pero el asambleísmo tumultuoso tampoco aporta nada positivo para lograr la victoria, el peso específico no se puede ocultar, así como tampoco la soledad manifiesta de otros, toca decidir si nos quedamos con esto y avanzamos irresolublemente hacia nuestro auto suicidio o si deponemos actitudes y cediendo posiciones individuales logramos adelantarnos y consolidar una alternativa real y de poder. Así de sencillo.  

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