domingo, 27 de abril de 2014

#Venezuela: Algo muy hondo se ha roto en este país.

LEONARDO PADRÓN.
Costumbres Inquietantes.
Ciertamente, de todas las costumbres, morir es la más extraña.
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El venezolano está sucumbiendo al peligroso caldo de la costumbre. Se nos ha vuelto rutina la crisis. Vivimos bajo protesta. El paisaje urbano se ha llenado de trancazos, barricadas y marchas.
El gobierno se ha convertido en un obstáculo para la serenidad. A eso, el país opositor ha agregado sus propios obstáculos. Las cadenas de Maduro intentan convertir en timidez los antiguos maratones de Chávez ante el micrófono. Y ya nos habituamos a lidiar con ese engorro. La escasez de productos es como una tos crónica y las amas de casa han armado, como cuenta Lissette Cardona en un reportaje de El Nacional, una red de cazadores. Mujeres que se agrupan para recorrer kilómetros en busca de aceite, café o azúcar.
La ciudad convertida en bosque, donde hay que avistar por horas a la presa. En el proceso nacen amistades, intercambian teléfonos, datos. Y hasta llegan a ejercer el trueque: "La semana pasada cambié dos litros de leche por dos de aceite y harina de maíz por harina de trigo", le cuenta una residente de Chacao a la periodista. El bosque, ese es el problema, está atestado de cazadores.
Galeno decía que la costumbre es una segunda naturaleza. Si así no fuera, la raza humana se hubiera extinguido de desasosiego.
La costumbre nos va domesticando el asombro. Tarde o temprano aceptamos las nuevas realidades que nos presenta ese guionista extravagante que es el destino. Así como uno se termina acostumbrando a la muerte de un ser entrañable o a la llegada avasallante de la tecnología, la gente va adecuándose a los nuevos rizos que elabora la tremebunda política nacional. He aquí el peligro. Anatole France tuvo a bien alertarnos: "Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra a él". Es hora de prender las alarmas.
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Breve inventario: Nunca debimos, pero nos fuimos acostumbrando a la baranda de Tibisay Lucena. Y su vacío existencial, su tono de cine francés, su clima de sospecha, su adicción a los malos finales.
Nunca debimos, pero nos hemos ido amañando con la sonrisita de Jorge Rodríguez y todo lo que siniestramente oculta. Nos encona, nos vapulea la úlcera, nos extrae groserías. Pero él persiste.
Nunca debimos, pero hemos terminado aceptando como tradición y humorada los incesantes tropiezos de Pastor Maldonado en la Fórmula 1. Todo un desagüe de dólares del erario nacional.
Nunca debimos, pero desde la alocución del primer Chávez hasta el último Maduro, nos hemos resignado ­los ajenos al dogma­ a recibir insultos de todo calibre y magnitud. Serpientes, eso nos lanzan. Y en cadena nacional, faltara más.
Nunca debimos, pero nos acostumbramos a responder a tales insultos. Y en esa sopa gigantesca de agravios, nació la infección de odio que hoy nos define.
Nunca debimos, pero se nos hizo hábito ­desde Páez, Gómez, CAP y Chávez­ que todo gobierno ejerciera el desfalco de las arcas públicas.
Nunca debimos acostumbrarnos.
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Hace poco leí un libro que recorrí con sobresalto. Un libro considerablemente rudo porque no tiene ni un gramo de ficción y todo lo que relata es la Venezuela que hoy somos. Se trata de Y nos comimos la luz, de María Isoliett Iglesias, curtida reportera de sucesos de El Universal. Son crónicas sobre la violencia social. Su repulsiva cotidianidad. Sus personajes, víctimas y verdugos, el entorno y las secuelas, la tanta sangre derramada. Se reúnen allí historias que rozan lo delirante. Está la de Fredie, que se gana la vida ofreciendo servicios funerarios en la morgue de Bello Monte y le reza a los muertos para que lo ayuden a tener un buen día. Está la del hombre que depositó tres disparos en la espalda de otro solamente porque su pequeña perra le olisqueó una pierna. O la de aquel que confiesa que él solamente es la mitad del diablo y que "se aburrió de coleccionar los plomos que le sacaba a cada uno de sus muertos después de tirotearlos". María Isoliett logró ahondar en su testimonio y la sensación de escalofrío es inmediata: "Yo mato porque sí, porque me gusta, porque hay que hacer limpieza (...) Cuando lo haces una vez, no puedes parar. Es una droga". Silencio. En eso me convertí después de leer tamaña frase, en silencio.
Algo muy hondo se ha roto en este país.
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Uno de los trabajos más sólidos sobre el problema de la violencia en Venezuela lo realizó el sacerdote salesiano Alejandro Moreno. Y salimos a matar gente: Investigación sobre el delincuente venezolano violento de origen popular es un libro de dos tomos que reúne 15 historias de vida y un análisis de gran rigurosidad sobre nuestra endémica violencia. Como bien lo defi ne Moreno, son "historias de ausencias: ausencia de familia, ausencia de madre, ausencia de afecto, ausencia de relaciones vinculantes, ausencia de atención".
Son seres que nacen marcados por una primera violencia: la violencia del abandono. Se acostumbraron a no pertenecer.
La primera historia de vida, la de un delincuente llamado Alfredo, quedó trunca. Faltó una última entrevista, pues primero llegaron nueve puñaladas a su cuerpo. Apenas tenía 38 años de vida. El padre Moreno nos descifra cómo el crimen es una vía para acceder a una forma de poder: "Alfredo, como todos, delinque, en primer lugar, para lucir. (...) Destacarse sobre todos, ser admirado, ser incluido en el medio, como el principal, el más significativo, el más poderoso". En nuestro sistema carcelario, por ejemplo, quien llega a ser pran del recinto es porque es el más violento, el más temido.
Poder y sangre van de la mano.
Moreno subraya lo que ya es notorio en la crónica roja del siglo XXI venezolano: en los delincuentes nuevos "atraco y asesinato se han unido: te robo y te mato. Un cambio radical y muy significativo para la sociedad: la violencia se ha vuelto más sangrienta, más agresiva, más implacable; el violento ha perdido controles, límites, emociones". Y, por supuesto, el Estado contribuye ferozmente con 92% de impunidad.
Matar como hábito y agenda.
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Informe rápido de nuevas costumbres: 1) Por un extraño misterio, las bombas lacrimógenas se quedaron pastando eternamente en tres cuadras de la parroquia Chacao. Las funciones son diarias y con horario fijo. Represión y barricadas a partes iguales. ¿Se acostumbrarán los vecinos a llorar mientras intentan respirar? 2) Los asaltos que perpetran los cortejos fúnebres de malandros.
Ya es tradición. El botín somos los conductores que no lloramos al difunto. La policía conoce el modus operandi. Ni pendientes.
3) Las noticias delgadas. La prensa que no le hace carantoñas al régimen ha sido obligada a la anorexia informativa. La lectura se agota en cinco minutos. Se asiste a la muerte, por asfi xia, del periodismo impreso.
4) Los colectivos. O paramilitares. O bandas armadas en motos.
Bautícelos a su real antojo. Ya son parte del paisaje. Aparecen en los eventos electorales. Llenan el aire de amenazas. Atacan salvajemente a las protestas. Sitian a los barrios. Son una nueva tribu urbana. Son intocables.
5) La vida no vale nada. Pablo Milanés dixit. Menos que un dólar al cambio oficial. Basta con ir a comprar Ibuprofeno en Farmatodo.
Con demorar el beso de despedida en la camioneta. Basta una bala perdida. Basta la irritación de alguien que tropezaste en la fi esta del callejón. Basta ver bonito a la novia bonita de otro.
6) Las torturas. Nuevo ingrediente de la pócima revolucionaria.
Manifestar es un derecho constitucional, pero acostúmbrate a lo que dicen las letras chiquitas: rodilla en alcantarilla por no ejercer la "rodilla en tierra", electricidad en los senos, golpes con bates sobre cuerpos envueltos en goma espuma, cascos que hinchan tu rostro, cuerpos rociados con gasolina, amenazas de violación. Acostúmbrate a que las torturas ocurren. Pero "no existen".
7) El país que gira sobre su propio eje y no avanza. El país que no entiendes. El país que rechaza a su mitad.
8) Si tu carro se queda sin batería, bienvenido a las aceras. Si no consigues tu champú de siempre, compra otro. Vivir es experimentar. Si solo te activa el café en las mañanas, intenta ducharte con agua fría. A fin de cuentas, la cafeína tiene sus bemoles. Si ahorraste todo un año para viajar a Disney o Cancún con tus hijos, olvídalo, recapacita, piensa en bolívares, Venezuela es chévere, pero cuidado con los huecos, los miguelitos en la carretera, los peajes falsos, en fi n, cuidado con la muerte. Ella también hace turismo nacional.
9) La denunciante que va presa. La secuestrada que calla para siempre su historia. La diputada que le prohíben trabajar.
Los cadáveres que comienzan a llenar el Guaire.
10) Planear una nueva vida. En otro país. Así sea uno que limite por el norte con lo que sea y por el sur con tus ganas de no morirte.
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La protesta que encendió el país el 12 de febrero del 2014 lleva ya 42 muertos. ¿Alguien recuerda el nombre de la última persona asesinada? Hay muertes que poseen más resonancia que otras. Sin duda.
También puede ocurrir que, simplemente, nos estamos acostumbrando a morirnos.

viernes, 25 de abril de 2014

Paque!! Tazo?? Rojo!

El Paque Tazo.
Eduardo Sánchez
Las cifras, por su propia naturaleza, carecen del impacto natural que genera ante la opinión pública una imagen de cientos de personas cayéndose, literalmente, a golpes, patadas y otras acciones no publicables, pero definitivamente debemos recurrir a ellas, para poder colocar la situación económica actual en contexto, por ejemplo, Venezuela ha recibido, solo por concepto de petróleo, la bicoca de dos billones de dólares, les explico, en 15 años hemos obtenido ingresos muy superiores a los 40 años de democracia representativa, inclusive hasta un poco más allá, peor aún, a pesar de haber manejado esa inmensa fortuna, los niveles de endeudamiento han subido fuera de toda lógica, el problema no es si es manejable o no la deuda actual, el tema es que es inaceptable que luego de tantos años de grandiosa bonanza petrolera el país este sumergido en una profunda crisis y encima de todo esto debemos hasta la manera de caminar.
Cuando esta columna salga, el Presidente debería haber anunciado su "nueva" ofensiva, para atacar no sé a qué cosa económica, en serio, no hace falta ser un erudito para prever por donde vendrán los tiros, seguro luego de largas y recurrentes excusas por la crisis debido a la fulana y falsa guerra económica, segurísimo vendrán ajusten que no los va a decir, pero igual lo van hacer, tal como sucedió con la monstruosa subida de precio del café, el azúcar, la leche, los jugos, etc., que simplemente les dieron play y no aparecieron en gaceta oficial, es que el terror del régimen a la reacción popular, los hace asumir las medidas como en un discurso lleno de cantinfladas, para que al final quedemos como pajarito en grama, y a pesar de que en ocasiones les he recomendado comprar alpargatas, en esta oportunidad la vaina está difícil, ya tampoco se consiguen.
Y es que el paque tazo, si así como suena, va a pasar a nuestra historia como el día, no que la tierra se paró, sino como el año, que este país colapso, porque aparte de haberse dedicado durante todos este tiempo en el poder, a destruir y arrasar cuanto industria y cuanto cultivo productivo de verdad existían, han cosechado, los últimos dos años, una inmensa fama de mala paga, nadie en el exterior quiere despacharnos ni una gota de nada, sino pagamos en efectivo o le estacionamos un barco full de oil y del liviano para más luces, como decía mi abuela Chucha, si nos pela el chingo, nos agarra el sin nariz y si por casualidad logramos escapar, nos revienta el chupa cabras y es que el daño a los sectores que producían algo en Venezuela es tan profundo, que se requieren por lo menos unos continuos 6 años de acertadas, aplicadas, constantes y sustanciosas medidas económicas y sociales, para lograr equilibrar nuevamente, nuestra capacidad de engendrar nuestros propios medios para encaminarnos a ser autosuficientes.
Particularmente jamás me he regodeado de nuestra propia desgracia, hay que ser bien idiota para pretender, que algo llegue al colmo del abismo para termine de acabarse y levantar entonces algo sobre sus propias ruinas, aparte del convencimiento personal, cuando las crisis se convierten en aberraciones totales, están afectan de forma por demás dramática a las grandes mayorías, haciendo daños incalculables en las generaciones de las poblaciones de menores recursos, situaciones reales, que muy pocas veces se ven retratadas en las cifras económicas y que por el contrario solo pueden ser vistas y entendibles en su total dimensión, en las imágenes diarias de nuestros barrios, hoy azotados profundamente, imaginemos entonces por un instante un escenario peor que el actual.
El gobierno sigue extremadamente obcecado, obsesionado y lastimosamente no da intenciones sinceras de rectificar antes del llegadero final, así son las cosas.

domingo, 20 de abril de 2014

#Venezuela : ¿La MUD, los extremos y que mas?

Pido la palabra, ideas del último de la fila.
Desde estas páginas nuestra posición frente al mal llamado #Dialogo siempre ha estado bien clarita, no somos de los que se prestan para ninguna marramucia y menos para dinamitar a la unidad de los factores democráticos por debajo, sin embargo, impulsamos y utilizamos nuestro derecho a disentir cuando algo nos parece errado, sentarse a una mesa a decir “verdades” no creemos que vaya a lograr ningún efecto real duradero, que si ganaste el debate mediático y te vieron por cadena nacional, muy bien los felicito, pretender que con eso diste un “paso histórico” en el camino de la democracia, se parece muchísimo a las constantes y repetidas manifestaciones del régimen que cuando por fin consigue hacer que algo medio funcione, lo vende como un “hito trascendental” y nunca antes visto, jamás de los jamases en #Venezuela, cumplidos los egos queda un sabor bien amargo en las grandes mayorías.
Este artículo es sobre ideas que tenemos, sé que muchos las comparten, para poder avanzar en un real y concreto proceso de dialogo en el país, pero siempre es bueno hacer precisiones para no andar confundiéndonos en la vía, varios desde la #MUD y gente cercana ha atacado con furia, la determinación de los estudiantes y diversos factores políticos de no servir de comparsa al régimen para su legitimación y búsqueda de oxígeno, ellos por su parte aducen que somos una especie de mercenarios pagados, no dicen por quién, que solo busca la sangre, la muerte, ansias personales y hasta dar un golpe de Estado, tratan de esa forma de desacreditar las propuestas democráticas y constitucionales que hacemos, no se de los aventureros de siempre, plenamente identificados y que nunca han formado parte de nuestras ideas, pero que malos intencionados como @hramosallup , se empeña en meter en un mismo saco, es impresionante como quien dice defenderse de “ataques infundados” use los mismos términos para desacreditar y manipular, hasta el circunspecto @aveledounidad se dedicó hoy a desprestigiar la labor del Foro Penal, atacando a su vocero @alfredoromero de mentiroso y poco serio, en fin quienes mantenemos una postura distinta no andamos en ninguna cosa rara, así como tampoco en atacar a nadie dentro de la unidad, ah pero ciertamente tampoco vamos a permitir que se nos mal ponga por pensar distinto, precisamente esa es la esencia de lo que queremos recuperar de esta #VenezuelaResiste.
He aquí algo importante, un primer paso debe ser un muy pronto encuentro nacional entre quienes tenemos una postura diferente de la asumida hasta ahora por algunos partidos de la #MUD, los #Estudiantes @jpep2014 @MariaCorinaYA @leopoldolopez @alcaldeledezma @h_salasromer , personalidades del mundo intelectual, cultural, educativo, sindical, gremial y deportivo, sociedad civil comprometida con el cambio y los partidos Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo, Proyecto Venezuela y otros deben impulsarlo, es hora de las definiciones y las actuaciones, sin prisa pero sin pausa podremos ir organizando la alternativa en la tarea de devolverle a #Venezuela la democracia en todos sus sentidos.
La agenda para iniciar las ideas debe contener la liberación inmediata de todos los presos políticos, cese al hostigamiento y la represión, una comisión de la verdad conformada por ONG que han hecho seguimiento a las muertes y torturas, eliminación de expedientes criminales de todos los que hoy tienen régimen de representación, anulación de convocatoria a elecciones en San Diego y San Cristóbal por ilegal, renovación total del CNE y nombramiento de un nuevo Contralor por parte de una comisión paritaria, aplicación de la proporción en los curules de la Asamblea Nacional para nombrar la directiva y las comisiones, incorporación plena del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Venezolana al dialogo, junto con el Ex presidente Oscar Arias en nombre de los ex presidentes que han manifestado su preocupación por lo que pasa en nuestro país.
Ni estamos tumbando gobierno, ni estamos exigiendo más de lo que el derecho nos da, el gobierno debe entender que esto no es un show mediático para ganar indulgencia y que definitivamente al final a todos nos conviene por el bien de este país lograr la paz real, no la de comerciales ni jingles, como en lo absoluto renunciaremos a nuestro constitucional derecho a la protesta pacífica sin más limitaciones que las que nuestro primer marco legal nos impone, de todas formas son ideas de alguien que siempre ha estado de ultimo en la fila, @unquijote.

sábado, 19 de abril de 2014

#Venezuela: Actores y posibilidades.

Los cinco partidos de la realidad venezolana, por Fernando Mires.
Hoy los dejo con un extenso articulo de Fernando Mires, interesantes y necesarias precisiones para poder entender como puede evolucionar la realidad de #Venezuela.
Cuando hablamos de partidos políticos hay dos posibilidades. O nos referimos a las organizaciones nominales, por muy insignificantes que sean, o a las “partes” en las cuales se encuentra dividido el espectro político. No siempre, ni siquiera en las democracias avanzadas, lo uno coincide con lo otro.
En los EE.UU., por ejemplo, hay demócratas más conservadores que los republicanos; y viceversa. En Alemania hay socialcristianos más sociales que los socialistas; y así sucesivamente. Hay países en que las partes son más que los partidos y otros en los cuales los partidos son más que las partes. En el caso de Venezuela las partes son evidentemente menos que los partidos inscritos. ¿Cuántos partidos-partes hay en Venezuela? Ese es el tema que tratará de dilucidar este texto.
En Venezuela hay aparentemente solo dos partidos-partes: El chavismo y el antichavismo. Partiendo de esa premisa casi todos los comentaristas nos hablan de una sociedad altamente polarizada. Pero, como suele suceder, las apariencias engañan. La verdad es otra: en Venezuela no hay ninguna organización o persona que durante un periodo no electoral esté en condiciones de representar a esas dos supuestas partes. La razón es obvia pero no visible: en ese país hay dos frentes, pero hay más de dos partes políticas.
Alguna vez habrá que llegar a la conclusión de que la política de Venezuela no sólo está dividida, lo que es normal, sino, además, fragmentada, lo que es aún más normal.
Los dos partidos “chavistas”. Las partes chavistas aparecen bajo la luz pública más unidas que las no chavistas, lo que no debe extrañar: Están ligadas por un destino común, a saber, el gobierno que comparten. No obstante, las diferencias entre esas partes son cada vez más visibles pues tienen que ver con la propia composición orgánica del chavismo.
El chavismo, hay que comenzar diciendo, nunca fue un todo unitario. Por el contrario, siempre ha sido una hidra de por lo menos dos cabezas representadas en dos partidos-partes a las que llamaremos de modo provisorio la parte militarista tradicional y la parte ideológica-castrista. Sobra decir que cada una de esas partes supone ser depositaria de “el verdadero chavismo”.
Ambos partidos-partes son, por cierto, militaristas. Pero se trata de dos militarismos diferentes: el primero corresponde con ese militarismo latinoamericano formado en el siglo XX (cuartelero, golpista). El segundo es el militarismo de tipo castrista de acuerdo al cual el Ejército se encuentra controlado por una clase (nomenklatura) burocrática e ideológica representada por un partido-Estado, tal como sucede en Cuba y Corea del Norte. O dicho así: una parte supone que el Estado debe estar sometido al Ejército y la otra, que el Ejército debe estar sometido al Estado, siempre y cuando, por supuesto, ese sea el Estado chavista. Y bien, por decisión de Chávez tomada “casualmente” en La Habana poco antes de irse de este mundo, la parte-castrista se hizo del poder representativo a través de Maduro.
Desde el punto de vista constitucional a quien correspondía ejercer transitoriamente las funciones de mandatario era al presidente de la Asamblea Nacional, el militarista-tradicional (y ex-golpista) Diosdado Cabello. Pero, como suele suceder, los chavistas se pasaron la Constitución por el “paltó” (Chávez dixit). La decisión de Chávez era para ellos sagrada y por lo mismo situada por sobre la Constitución y las Leyes.
Ahora bien, Chávez, en tanto militar tradicional y en tanto militar castrista, fungía como eje de integración entre esos dos partidos de su movimiento. Y esa integración, como ocurre en política, solo podía realizarse de modo simbólico, es decir, Chávez, si quería mantener unido a esos dos partidos, debería hacerlo a través de una representación de tipo populista. Y bien, ese tipo de integración se fue con Chávez y no regresó con Maduro. Con Maduro no se acabó el chavismo pero sí el populismo chavista.
Maduro es un genuino representante de la fracción castrista del movimiento chavista pero no lo es de todo el movimiento. Por supuesto, intenta serlo. Por ejemplo, imita el lenguaje de Chávez hasta el absurdo, o usa camisas con botones y jinetas que simulan las charreteras del militar que nunca fue. Pero lo que a ningún buen observador escapa, es que la parte nacional-militarista no se contenta bajo Maduro con el rol subalterno que ocupó durante Chávez e intenta obtener cada vez una mayor cuota de representación. En gran medida ya la ha obtenido a través de la llamada Junta Cívica Militar.
La Junta Cívica Militar es una instancia colegiada –anti-constitucional, por supuesto– destinada a coordinar a los dos partidos chavistas en el poder. O dicho de modo taxativo: En Venezuela existe una “dualidad de poderes”, pero al interior del Estado.
A un lado el poder castrista, cuya cabeza visible es Maduro. Al otro, el poder militar tradicional, cuya cabeza visible es por el momento Diosdado Cabello. Este último, además, ha terminado por militarizar a la propia Asamblea Nacional, donde abusando de una mayoría nominal pero no real, hace y deshace como si él fuera un general y sus diputados un batallón de guerra. Pero ese es solo un signo. El hecho objetivo es que el poder militar-tradicional ha copado a una parte no pequeña del aparato estatal.
Bajo la luz de estos enunciados es posible entender entonces por qué Maduro se refiere siempre al peligro de un golpe de Estado. Si hay un golpe, éste nunca podrá provenir de la oposición porque la oposición es civil. Si hay un golpe, éste solo puede provenir del partido militar tradicional del chavismo. Esa es la razón por la cual Henrique Capriles ha reiterado: “Lo peor que puede suceder en Venezuela es un golpe de Estado”.
¿Cómo ha intentado Maduro conjurar la amenaza de un golpe interno? Hasta el momento del diálogo del 10 de Abril su estrategia fue la de ponerse el mismo a la cabeza de lo que algunos venezolanos llaman “golpe con cuentagotas”, eso es, respondiendo a las protestas estudiantiles con una feroz represión (ya van 41 muertos), enviando a prisión a líderes adversos, insultando sin descanso, destituyendo alcaldes elegidos por mayoría popular y –subordinándose al capitán Cabello– acatando la destitución ilegal de la diputada más votada del país, María Corina Machado.
En el marco de esa errática y –de acuerdo a sus propios intereses– errónea estrategia de Maduro, los grandes ganadores han sido los seguidores del partido militar. Por de pronto militares y para-militares se han adueñado de las calles. Hay estados como el de Táchira que parecen zonas ocupadas por un ejército invasor. De una u otra manera, el capitán Cabello se ha apoderado de espacios considerables del gobierno. Todo ello ha contribuido a la descapitalización política del partido (castrista) de Maduro. El apoyo internacional, a su vez, ya no luce tan sólido como antes. Incluso los aliados de UNASUR han impulsado a Maduro a buscar salidas políticas y no militares.
La disposición de Maduro para aceptar un debate público con una parte de la oposición obedece –en parte y sin duda– a la presión incansable de las demostraciones estudiantiles. Pero también –hay que decirlo– obedece a la presión internacional y probablemente a la de personeros del propio PSUV. Solamente así nos podemos explicar por qué cada vez que Maduro y los suyos han enviado señales a la oposición, ha aparecido de inmediato Cabello con acciones y palabras destinadas a destruir cualquiera posibilidad de diálogo.
Desde el punto de vista de su partido interno, Cabello actúa con suma eficacia. La re-politización del conflicto amenazaría la posibilidad de que la dualidad de poder al interior del Estado se resuelva a favor del partido militar-tradicional. O dicho de otra manera: Cabello solamente puede fortalecer sus posiciones internas en el marco de la más extrema polarización. Como adujo Ismael García: “Diosdado Cabello es nocivo para la paz en Venezuela porque representa lo peor y más violento del gobierno de Maduro”.
Y bien; este es el contexto en el cual deberemos entender la aparentemente insólita ¡y pública! recomendación del ex-presidente brasileño Lula, a Maduro: la de que trabaje para formar una coalición de gobierno con el sector más “moderado” de la oposición. Y como Lula no es un recién llegado a la política, sino uno de los más experimentados políticos de la región y además, buen conocedor de la política venezolana, debemos leer lo que él dijo con atención.
Primero, Lula dijo “trabajar”. Con ello ha señalado que un gobierno de coalición entre Maduro y la oposición no lo ve como alternativa inmediata, sino como salida “centrista” a mediano o largo plazo, esto es, como el resultado objetivo de dos fuerzas que han terminado por agotar sus medios de lucha sin que ninguna pueda declararse vencedora sobre la otra.
Segundo, “trabajar” significa para Lula –al fin, un buen maquiavélico– dividir a la oposición en dos fracciones irreconciliables.
Tercero, y este es el punto más decisivo, “trabajar” significa para el zorro paulista distanciar al gobierno de sus fracciones más extremas, violentas y militaristas, las que en ningún caso aceptarían una coalición con ningún representante de la oposición. En otras palabras, significaría separar a la figura del capitán Cabello de cualquier lugar decisivo de gobierno, algo que por lo demás ya intentó, pero sin éxito, Hugo Chávez. A estas alturas, Lula debe ser para Cabello un enemigo muy peligroso.
Así nos explicamos por qué durante el debate público del 10-4, cuando Capriles hablaba, Cabello se dedicó, como si fuera estudiante travieso, a enviar tweets a los suyos bajo el epíteto “el asesino Capriles”. Evidentemente, Cabello intenta dinamitar, no a Capriles, sino a la posibilidad de la apertura de Maduro hacia un sector de la oposición. Fácil es entender entonces por qué la oposición en su conjunto, comprendiendo el juego que se trae consigo el capitán, ha decidido señalar a Cabello como el principal enemigo de la democracia venezolana. Razones sobran. Un verdadero entendimiento político deberá pasar por la marginación política de Cabello.
Eso probablemente lo sabe Cabello. Y se las va a jugar para que la propuesta de Lula no ocurra jamás. Sus cartas no son tan malas: tiene aliados directos dentro del chavismo castrista e indirectos -minoritarios por cierto, pero los tiene- en la propia oposición. Afirmación que lleva inevitablemente a analizar el campo de la oposición donde, al igual que en el chavista nos encontramos con dos partidos-partes.
Los dos “partidos” de la oposición. Como en el caso del campo chavista, los dos partidos-partes de la oposición serán designados con denominaciones provisorias. A uno lo llamaré, en alusión a la consigna central que dio origen a las movilizaciones de 2014, como “el partido de la salida”. Al otro, de acuerdo al tronco que lo une (MUD) como “el partido de la unidad”.
El “partido de la salida” existía en estado latente al interior de la oposición. Pero desde Febrero de 2014, a partir del llamado convocado por el trío López/Machado/Ledezma, comenzó a existir de modo manifiesto, como rama desprendida del conjunto de la oposición.
Al no ser explicada en su real sentido (la verdad es que todavía nadie la ha explicado) dicha “salida” fue entendida por el gobierno como un llamado directo a la insurrección y, para los sectores “cabellistas”, como oportunidad para sustituir la demarcatoria política por una militar. Además, ese llamado fue realizado sin consultar a la que había sido la conducción de la oposición. Por si fuera poco fue hecho en un momento en que el conjunto de la oposición estaba reponiéndose de una contienda electoral alcaldicia en la cual habiendo alcanzado una alta votación, no había logrado su objetivo estratégico, a saber, una mayoría absoluta de tipo plebiscitaria.
El mismo Capriles se vio sorprendido por el repentino llamado a la “salida” al que al comienzo calificó como una maniobra hecha a sus espaldas. Si así fue, resulta evidente que los “salidistas” no solo intentaban un cambio de orientación, sino también un relevo en el liderazgo de la oposición pasando, por supuesto, por una ruptura con la MUD a la que muchos de ellos consideran un organismo burocrático puramente electoral.
Afortunadamente los estudiantes, más cerca de la realidad que el trío convocatorio originario, entendieron a “la salida” como un “salir” a las calles a protestar por diferentes motivos, los que en Venezuela sobran.
Con el tiempo el sentido de la consigna originaria se fue diluyendo hasta el punto de que hoy casi nadie, ni siquiera “el salidismo”, habla de “la salida”. Las tareas que plantean las protestas en la calle han pasado a ser más reales y concretas: entre otras, disolución de los grupos de choque para-militares, liberación de los presos políticos, independencia de los poderes públicos.
La movilización callejera, a pesar de la virulencia con que ha sido combatida desde el gobierno, ha ido tomando un sentido que –para emplear una terminología clásica– es más reformista que revolucionario. O para decirlo en los términos de Luis Vicente León, para la gran mayoría de los opositores no se trata de un cambio de gobierno sino de un cambio en el gobierno. Eso quiere decir, limar las uñas más agresivas de los dos militarismos que conforman el régimen.
Como es posible observar, el movimiento de protesta venezolano se encuentra bifurcado en las dos líneas que han marcado a todos los grandes movimientos políticos desde que en Francia los jacobinos se impusieron a los girondinos, en Rusia los bolcheviques a los mencheviques y en Europa occidental los socialdemócratas a los comunistas. El antagonismo entre moderados y radicales, si no es una ley, pareciera ser una constante de la historia. A veces se imponen unos; a veces se imponen otros.
Como suele suceder, el radicalismo de “la salida” sigue una línea más épica que política. Sus dos líderes, Leopoldo López y Corina Machado, han asumido la lucha con una pasión que linda con el heroísmo. En honor a ambos hay que consignar que ninguno ha hecho jamás una apología de la violencia. Por el contrario, los dos han acentuado el carácter pacífico y constitucional del levantamiento al que han convocado.
De la misma manera, ni López ni Machado se han pronunciado en contra de las elecciones. No podrían hacerlo puesto que, aún si hablamos de la “salida” –sea un referendo revocatorio, una asamblea constituyente, o un adelantamiento de comicios- esta tendría que ser electoral. Esa es la razón por la cual, si hemos de creer en las últimas encuestas, aunque la mayoría de las personas consultadas ven en el “reformista” Henrique Capriles el líder indiscutido, también la mayoría considera la prisión de Leopoldo López y la destitución de Corina Machado como injusticias de enormes dimensiones.
A la represión desatada por Cabello/Maduro le han salido casi todos los tiros por la culata. De ahí que Maduro, en contra de Cabello, ha optado por pensar la recomendación de Lula y de sus amigos continentales. En ese sentido el debate-diálogo no es una táctica de Maduro, en ningún caso una concesión ni mucho menos un obsequio. Maduro –hay que decirlo de una vez– ha sido obligado a dialogar. Obligado incluso –sutil paradoja de la historia– por aquellos sectores de la oposición que más se oponen al dialogo.
En peligrosa consonancia con el partido del capitán Cabello, algunos “salidistas” han levantado una política anti-diálogo. Su argumento principal es que se trata de un circo destinado a lavar la cara del gobierno. Pero, aunque fuera así, un lavado de cara significaría un cambio civilizatorio en la política de gobierno, un cambio que solo puede favorecer al conjunto de la oposición.
Henrique Capriles y Henri Falcón, siempre cautelosos, han señalado no ver contradicción entre protesta y diálogo. Tal vez les faltó decir que un verdadero diálogo solo puede resultar de las protestas. Un diálogo sin protestas sería caer en el colaboracionismo. Protestas sin diálogo llevan en cambio a un callejón sin salida. La dialéctica protesta-diálogo es la que mejor se adecua a las circunstancias políticas por las cuales atraviesa Venezuela. Renunciar al diálogo (o debate) significaría renunciar a buscar salidas (sí; escribo salidas) políticas a las protestas.
Capriles y la gente de la MUD, es decir, los miembros del partido unitario, saben con toda seguridad que no dialogan con interlocutores muy democráticos. A pesar de que no obedece a la línea militarista “clásica” de Cabello, el partido de Maduro es castrista, es decir, antidemocrático por definición. Tanto Maduro como la gente que lo rodea imaginan que no están ahí para realizar un buen gobierno, sino para cumplir una misión sagrada asignada por la historia. Están convencidos, además, de que toda la oposición está formada por agentes del imperio. Pero aún así, ha habido ocasiones en la historia en las cuales el instinto de supervivencia ha predominado por sobre cualquiera ideología. Acerca de ese punto vale la pena intentar una breve digresión.
Ha habido dictaduras mucho más sólidas que la del gobierno de Maduro quien se ha visto en la necesidad, no por él buscada, de abrirse y contemporizar con sus enemigos. Vale la pena recordar que aún la dictadura franquista de sus últimos tiempos experimentó grietas que llevarían a la transición.
Adolfo Suárez no nació al día siguiente de la muerte de Franco. Mientras Franco agonizaba, Suárez llevaba a cabo conversaciones (diálogos) con sectores de la oposición. Incluso, fracciones del Opus Dei, partidarias del ingreso de España a la Europa moderna, habían logrado ya neutralizar a la eminencia gris de Franco, el terrible Carrero Blanco, antes de que éste fuera ejecutado por la ETA.
Del mismo modo, una de las dictaduras más terribles que ha asolado Latinoamérica, me refiero a la de Pinochet en Chile, se vio obligada a bajar sus niveles de represión cuando aparecieron síntomas de desgaste. A la hora del plebiscito la gran mayoría de la clase política exiliada había regresado al país. Una parte de la prensa abría sus páginas a la oposición. Todavía se recuerda al “dedo” televisivo, acusatorio y valiente de Ricardo Lagos. Tenían lugar demostraciones públicas y reuniones cerradas de partidos. El laureado filme NO, lo evidenció muy bien.
En ninguno de ambos casos, ni en el franquista ni en el pinochetista, la apertura fue un regalo de las dictaduras. Todo lo contrario, las dictaduras fueron obligadas a abrirse, de modo que ya no son pocos quienes opinan que en ambos casos, la transición –aunque parezca paradoja– comenzó antes de la transición.
Un caso contrario es el de Cuba, donde las aperturas económicas no han sido acompañadas con aperturas políticas significantes. Pero también hay que decir que mientras la política del “mazo dando” llevó en Cuba al aniquilamiento de la oposición, la oposición de Venezuela, con más tradición, capacidad de lucha y sentido unitario, ha sabido resistir, hasta el punto de obligar al régimen a que la reconozca, no solo en elecciones, sino al nivel del debate público. ¿Imagina alguien un debate público en el cual Yoani Sánchez pudiera decir “cuatro verdades” a Raúl Castro? ¿No sería esa una gran conquista de la oposición cubana?
La MUD, con todas sus deficiencias –entre otras no haber sabido reconocer a tiempo el momento de las protestas callejeras– es una obra de arte en materia de política unitaria. Además, está mejor posicionada socialmente que el partido “salidista”, el cual entusiasma mucho a los suyos pero suma poco entre los no suyos. No por casualidad el propio Leopoldo López, poco antes de ser encarcelado, intentó asumir una postura socialdemócrata; y esa es la de la MUD.
Capriles, a diferencia de los líderes del “salidismo”, tiene mejores posibilidades que Machado o López para acceder a sectores no privilegiados y clientes del “chavismo social”. Además, por su carácter esencialmente dialógico, es tal vez el único político que tiene posibilidades de penetrar el campo hasta ahora inexpugnable de los “ni-ni”. Puede incluso que alguna vez aparezca una salida. Pero esta aparecerá como producto de la suma y no de la resta de fuerzas; de la unidad y nunca de la división.
El partido número 5. Si estamos utilizando el concepto de partido para nombrar a las partes políticas que dividen a la realidad venezolana, hemos de referirnos al movimiento estudiantil. Porque son los estudiantes quienes están cargando el peso de las protestas sobre sus espaldas. Sin los estudiantes no habría habido protestas. Sin los estudiantes no habría habido debate ni diálogo. Sin los estudiantes no habrá democracia.
A diferencia de los partidos tradicionales, el partido-estudiantil no aspira a hacerse del gobierno ni lucha por obtener posiciones de poder en el Estado. Por cierto, algunos de los jóvenes que hoy actúan serán mañana políticos de profesión, pero lo serán como representantes de otros partidos y no de los estudiantes.
La lucha de los estudiantes está desprovista de estrategias pre-concebidas y por lo mismo no está sometida a cálculos precisos. Por eso mismo no puede ser una lucha muy ordenada. Los estudiantes no son militantes ni militares que obedecen a un comando único. Eso no significa que la estudiantil es una lucha no racional. Significa solamente que esa racionalidad no es la misma que la de las organizaciones políticas, tradicionales o no.
Los partidos y sus ideologías están presentes entre los estudiantes y atraviesan a todo el movimiento, pues ningún estudiante vive en una isla. Pero a la vez, el conjunto del movimiento sigue líneas autónomas que no coinciden con las de los otros “partidos”. La razón es la siguiente: las luchas estudiantiles representan el principio de la rebelión, y toda rebelión es antes que nada negación de un determinado orden establecido.
No obstante, la lucha estudiantil no es absolutamente desinteresada. Los estudiantes luchan antes que nada por su universidad. Y como la universidad es un centro del saber y no un centro del poder, los estudiantes luchan por el derecho a saber, es decir, por el derecho a conocer, a pensar, a discutir, en breve: por el derecho a ser.
No quieren los estudiantes ser pensados por ninguna ideología, ni sometidos a ningún otro poder que no sea el que ellos mismos se dan. En ese sentido la lucha de los estudiantes es predominantemente ética y por lo mismo coincidente con todas las que surgen en defensa de la autonomía ciudadana. En breve, las estudiantiles son luchas a favor de la sociedad civil. A través de los estudiantes, la sociedad civil se defiende a sí misma.
Las rebeliones venezolanas son un eslabón más en la ya larga cadena conformada por la defensa estudiantil de la democracia. Ya sea contra Gómez, contra Pérez Jiménez, contra Chávez o contra Cabello/Maduro, han sido los estudiantes, si no los actores principales, los actores iniciales. Son ellos los que aún en los momentos de mayor derrota volverán a comenzar. Las luchas de los estudiantes no tienen final, siempre regresan.
La de los estudiantes venezolanos no es una lucha aislada ni dentro ni fuera del país. Mucho menos en este siglo XXl en el cual los estudiantes elevan sus protestas en diversos lugares del mundo, siempre allí donde la Universidad, y con ello, la sociedad civil, se encuentra amenazada.
En el Irán de 2009 fueron los estudiantes quienes se levantaron en contra de una teocracia que quería convertir a las universidades en templos de la ignorancia. En Túnez, en Egipto y en Siria de 2011, fueron los estudiantes quienes se levantaron en contra de las dictaduras de la región. También en el Chile de 2011 los estudiantes se levantaron en contra de proyectos destinados a convertir a las universidades en apéndices de las empresas.
En la Venezuela de 2014, continuando las jornadas del 2007, los estudiantes se levantan en contra del proyecto castro-chavista destinado a someter a la sociedad civil al dictado de los cuarteles. En todos estos países han sido los estudiantes quienes han representado el principio de la libertad. La misma libertad por la cual no pocos ya han perdido el don mas valioso que nos ha sido dado: la vida.

lunes, 14 de abril de 2014

Encrucijadas.

Encrucijadas.
He manifestado que estoy completamente convencido que lo que se ha iniciado en Venezuela no tiene vuelta atrás, y es así no porque cuatro habladores de pendejadas lo digamos, no en lo absoluto, simplemente y llanamente el modelo fracaso rotundamente, no ha podido resolver, luego de más de 15 años en el poder, los problemas básicos de las mayorías y el camino que se empeñan en seguir profundizara la crisis en todos sus niveles.
Ahora aclaremos que no estamos hablando de que esto esté listo, los procesos de cambios sociales y políticos van elaborando su propia agenda en la medida que las circunstancias y los hechos van desarrollándose, en muchos casos desesperos y posiciones adelantadas han permitido que las cosas se alarguen, dándole nuevos oxígenos a regímenes en franca decadencia, igualmente trastiendas y traiciones juegan su papel de aguante en estos procesos, infiltrados en la calle y en las mesas, enredan en un mar de confusiones lo que realmente está sucediendo en el conflicto, lo cierto es que sin una direccionalidad clara, comprometida, unificada y decididamente democrática, se corre el riesgo de fracasar en el intento.
Ciertamente desde el 12F se ha dado un importante e inédito movimiento de masas en nuestro país, importantes y masivas concentraciones han recorrido todo el territorio, sectores populares incorporados en esta lucha dan un ingrediente de avanzada cardinal, pero nada ha sido coser y cantar, 40 muertes a manos de una brutal represión, ha originado respuestas adecuadas de diversos sectores de la población, barricadas y guarimbas se han desarrollado como legítima defensa ante la barbarie del gobierno, es público y notorio los desmanes de unos órganos policiales, que sin mediar ningún basamento legal y en desproporcionada acción, han originado miles de detenidos sumarialmente, invadido propiedades e inclusive destruir bienes privados como lo demuestran decenas de videos en la red, molotov, piedras y miguelitos contra tanques, balas, metras y 500 bombas lacrimógenas por hora es definitivamente una batalla en completa desigualdad de condiciones.
Ahora bien sin quitar la razón de quienes insisten en mantenerse a como sea, debemos sincerarnos, establecer clara y serenamente que nuestra lucha es democrática y constitucional para poder entender los pasos que debemos seguir, sentarse en una mesa de negociación con el gobierno en absoluto significa entreguismo ni nada parecido, entendiendo el proceso de dialogo como un paso, donde no se están entregando nada a nadie y muy por el contrario se empiezan a dar pasos necesarios para poder devolverle a Venezuela su talante democrático, los gritos destemplados y las descalificaciones sin argumentos reales, en poco va a ayudar a que logremos la meta en las que estamos de acuerdo, es hora de la resistencia con sentido y objetivos perfectamente delineados.
Pero ojo, los términos de dicho dialogo irremediablemente tienen que estar totalmente claros y trasparentes, la liberación de todos los presos políticos, la anulación inmediata de procesos a María Corina, estudiantes y alcaldes, cese de la represión, castigo a los asesinos, nombramientos de poderes públicos equilibrados, serian bases fundamentales para poder sentarse a conversar.
A quien le parezca come flor lo anterior, que recuerde como en el pasado, por pretender arrasar con todo, se terminó peor que como se estaba antes, toca tener mucha cabeza fría en estos momentos para lograr lo que tanto dolor y desgracia ha costado, no podemos permitir que por rabias, por legitimas que sean, perdamos nuevamente la oportunidad de iniciar una verdadera transformación de nuestro país, nada va a ser ni fácil ni inmediato y debemos ser los garantes de que todo se dé transparentemente.
Publicado en www.notitarde.com el jueves 10 de Abril.

viernes, 4 de abril de 2014

No basta rezar.

Yo ya me confesé.
Ciertamente la frase anterior sonará mucho más que extraña para quienes me conocen desde hace bastante tiempo; sin embargo, es bien pertinente en las actuales circunstancias estar preparados para todo lo que pueda venir en los próximos meses en nuestro país. Claro, cada quien tendrá su manera y ante quien decida hacer dicha confesión; como lo he dicho en mis escritos anteriores, no estoy siendo ni tremendista ni exagerado, y es que el entrampamiento, la infinita ambición y la manifiesta actuación del régimen que nos gobierna de mantenerse a troche y moche en el poder, no avizoran definitivamente nada halagüeño para todos los mortales y pendejos que habitamos esta mal querida tierra nuestra.
Se insiste en continuar el tema, de cínicamente llamar a "diálogos de paz y amor" mientras se asesina, se reprime y se pasan por el fondo del bolsillo nuestra maltrecha Constitución; han llegado a tal grado de degradación colectiva en el oficialismo, que no reparan en utilizar los mecanismos que sean para lograr tal fin, son hasta ahora innumerables y específicamente verificables, mediante testimonios, vídeos y fotos cómo grupos del propio gobierno destruyen, incendian, generan caos y arrasan con todo lo que consigan a su paso con la única y manida intención de achacarles dichos actos violentos a los factores de la alternativa democrática, recordemos que el único y gran beneficiado de la violencia es el propio gobierno, así de simple.
¡Pero ojo!, mientras todo esto sucede, el régimen está en plena faena de aplicación de un conjunto de medidas y ajustes económicos que seguramente pasará a la historia patria como el paquetazo que arruinó hasta los tuétanos a la gran mayoría de los venezolanos, todos y cada uno de los productos básicos ya sufrieron un aumento, que en muchos casos sobrepasó el 100%; éste es el primer resultado tangible de las "mesas de diálogo económicas", luego soltaron los demonios del dólar y les garantizo que lo que estamos viendo solo será el inicio de una de las devaluaciones más brutales que haya conocido país alguno en el mundo. No se pongan a creer en pajaritos preñados, que insisten en eufemismos técnicos para edulcorar con vaselina aromática lo que literalmente representa que cuando termine el año seremos infinitamente más pobres, más pelabolas y más endeudados.
Particularmente les confieso que jamás pensé que no hubiese alguien dentro de este gobierno, de más de ya 15 años, que tuviese por lo menos una mínima célula democrática y de sentido común que procurara buscar soluciones a una crisis inocultable; lamentablemente los hechos recientes nos demuestran tercamente que estamos frente a un poder ciego, sordo, mudo y tristemente divorciado de los verdaderos intereses de las grandes mayorías, solo responden a sus particulares y bastardos intereses, lo demás es show, circo y migajas de pan repartidas en monumentales y kilométricas colas, que son utilizadas para incrementar el control social de las masas. Entendámoslo de una vez, con esas colas te están diciendo hace bastante rato "comes lo que yo quiero y en la cantidad que he decidido"; si tienes alguna duda, revísate las últimas marcas que te hicieron en los brazos para marcarte como el ganado.
Venezuela hoy necesita más que nunca de sus hijos, los jóvenes, la sociedad civil y cada vez más los sectores populares así lo están entendiendo, nuestra pelea es pacífica y profundamente democrática; que se entienda de una vez por todas, nadie de nosotros está procurando ni promoviendo ningún golpe de estado, la Constitución Nacional es nuestra bandera y nuestra base, ahora con mucha más fuerza y convencimiento debemos avanzar hacia el logro de una libertad plena, que abarque una real inclusión de todos los venezolanos en uno solo.