jueves, 6 de enero de 2011

Damnificados chavistas.

Rancholandia.

Dos cosas están marcando el rumbo de este final del año doce del actual régimen, por un lado vemos como frente a situaciones de emergencias, tanto naturales como las generadas por el desgaste normal de vías y equipos, la respuesta de todos y cada uno de los funcionarios afectos al régimen es la misma, ellos en lo absoluto son responsables de nada y siempre inventan algún “chinito de recadi” para endosarle las culpas de la falta de electricidad o el mal estado de las carreteras del país, el cinismo llega a su cúspide cuando tratan de explicar porque a esta altura y muy a pesar de los gigantescos recursos manejados, el déficit de viviendas se ha agudizado a tal magnitud que ya muchos ranchos de nuestras principales ciudades tienen varios pisos de laminas de zinc en un portento mundial de ingeniería domestica para poder albergar a la familia que de cinco personas en el 98 paso a 17 miembros en este 2010, convirtiéndose esta realidad en el verdadero barrio tricolor de miseria, desatención y engaño a los compatriotas que día a día ven como se esfuman sus sueños de un techo propio decente, donde puedan sentar las bases para formar un autentico hogar, que les permita tener fe en un futuro no tan negro como el que hasta ahora han vivido.
Albergar a la gente en hoteles, escuelas y cualquier otro estructura pública no pasa de ser una nueva muestra de ese populismo barato que pretende convertirnos a todos en limosneros de una gran comuna donde lo principal ni siquiera se acerca a tener el más mínimo respeto por el ciudadano y muy por el contrario, si hacia la manifiesta intención de seguir socavando poco a poco la dignidad de los venezolanos hasta hacernos perder la fuerza para seguir luchando por derechos consagrados en nuestra Constitución, algo que definitivamente no lo lograran.
Una gran parte de nosotros tenemos muy arraigados los valores de democracia y libertad por los cuales nos identificamos y estamos dispuestos a sacrificarnos en aras de tener un país preñado de oportunidades y justicia por igual, otros olvidados en el pasado por unos gobiernos que se convirtieron en cascarones vacios y cifraron sus esperanzas de una vida mejor en las ofertas de este encantador de serpientes, están despertando a paso acelerado de un sueño que se les convirtió en pesadilla al experimentar en carne propia como las empresas expropiadas han sido unas destruidas, dejándolos a ellos en la calle y otras sometidas a un régimen que ni el más capitalista salvaje ha podido lograr establecer, donde se les desconocen cualquier derecho laboral y se les somete a inclementes presiones para que permanezcan callados y felices de la boca para afuera, se les elimina cualquier vestigio de organización sindical combativa y en su lugar se colocan sendos comités de sapos laborales dispuestos a vender hasta su alma.
Y es que nos quieren llevar ajuro a Rancholandia, donde los ricos están en las alturas de los cerros y los pobres en las planicie del suelo, sin embargo, ya las costuras de este desgobierno son demasiados visibles para taparlas, su manifiesta incapacidad es lo que los lleva a tratar de que nadie se entere de la realidad, a perseguir y amedrentar a quien ose oponérseles y arrebatar lo que no les pertenece a lo Jalisco, esa es la verdad.

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