jueves, 16 de enero de 2014

Venezuela, Inseguridad y dialogo.

La hora de la agenda.
Empujarnos todos al mismo tiempo para juntos caer por el barranco no parece ciertamente una buena idea, dejar la posibilidad de dialogar entre partes en conflicto, y en principio con marcadas y profundas diferencias, por el temor de que nos tilden de colaboracionista y otros epítetos no publicables, es el colmo de la irresponsabilidad, pero también acudir a sentarse en una especie de compartir entre grandes amigos, donde una suerte de maestro de ceremonia sea el único que hable, ordene y direccione es generar lógicas aprensiones entre quienes buscamos una solución libre y democrática al drama nacional que vivimos, en definitiva no es que si nos pela el “chingo nos vaya agarrar el sin nariz”, es colocar sentido y objetivo a la necesidad ponernos en mínimos acuerdos para poder buscar soluciones concertadas a la monstruosa inseguridad que azota a Venezuela.
En primer término es imprescindible que quienes hoy detentan el poder dejen la manía de achacarle todo lo malo que pasa a los demás y a una etérea IV república que hace más de 15 años que dejo el coroto, el régimen debe asumir claramente su responsabilidad y reconocer que simplemente el tema de la inseguridad se les fue de la mano, algunos quizás en sus posiciones radicales y extremas pongan el grito al cielo y se desgariten en manifestar que no se puede sentarse con un gobierno autocrático, particularmente siempre he manifestado mi opinión crítica frente a estos gobernantes rojos a quienes parece importarle solamente mantenerse en el poder por encima de todo y de todos, sin embargo, en lo absoluto estamos hablando aquí de abandonar la lucha que tenemos, mucho menos entregarle nada a nadie, pero es indudable que casi 70 mil muertes a manos del malandraje en los últimos 3 años, deben hacernos reflexionar en lo más hondo de nosotros, es un país y son 64 venezolanos que cada día enlutan cientos de hogares a lo largo y ancho de nuestra tierra, jóvenes, por cierto, en su gran mayoría.
La impunidad en nuestro país ha alcanzado el 92%, en otras palabras de cada 100 delitos solo 8 reciben algún tipo de castigo, la nefasta politización de la justicia solo ha servido para conformar un poder judicial extensamente corrupto y peligrosamente dedicado a resolver temas políticos, la cárceles son un dantesco y palpable reflejo de un gobierno que equivoco el camino y requiere rectificar si quiere en algo detener este drama nacional, la agenda debe contemplar temas como este, de nada vale sentarnos si no se van a discutir los puntos que se necesitan modificar, iniciar un proceso de renovación judicial es imprescindible como parte de esos acuerdos mínimos.
Estamos hablando de un problema que nos ha tocado a todos por diferentes medios, de tal forma mi insistencia en la necesidad de sacarlo de la diatriba diaria partidista y colocarlo en la alta política, los venezolanos nos merecemos, más allá de quien gobierne, vivir en un país con tranquilidad y verdadera paz, no la de los sepulcros, sino la que genera un gobierno que se tome en serio y sin tanta paja la muerte de tantos compatriotas a manos del hampa, ojala y desde el ejecutivo nacional exista sinceras ganas de resolver el estado actual de las cosas, que dejen a un lado su trasnochada idea de imponerse a como sea, que nadie ganara de seguir este camino por el que vamos y al final los vidrios los recogeremos todos en mayor o menor medida.
Al final cada quien debe hacer lo que su conciencia y sentido le indique, si el régimen actúa en verdad o no, solo ellos lo saben, que ninguno en su sano juicio pueda regodearse de las muertes y nada edificado sobre sangre tiene futuro, es una realidad, nos toca presentar la agenda democrática de la seguridad y actuar con la mente y el corazón puestos en Venezuela.

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