domingo, 5 de enero de 2014

2014: Acuerdo nacional democrático.
La nota decía: “4 hombres fueron asesinados en la parada de Turumo, cerca del barrio San Isidro de Petare, eran las 5:30am del 28, dos eran Guardias Nacionales, hermanos y gemelos de 19 años, otro era vigilante de la CANTV y el ultimo un vendedor de frutas”, hijos o padres de familias que esperaban, unos para encontrarse con sus seres queridos y otros a su jornada diaria para el sustento de sus hogares, simplemente fueron asesinados a mansalva y sin ningún tipo de consideración como lamentablemente a diario de repite en nuestro país, mientras tanto el flamante Arreaza vociferaba que “ojala los Alcaldes de la oposición no dañen el dialogo franco”, Maduro sentenciaba en Miranda que “las comunas son la nueva y definitiva forma de gobernar” y remataba el troglodita Cabello que “Capriles es un asesino y fascista”, es definitivamente la realidad de la calle, frente a la enfermedad de poder de quienes actualmente, y desde ya 15 años, gobiernan este país.
Y es que si en algo hemos fallado es en desnudar en todo su esplendor a estos funcionarios rojos cuyo único interés se remite a mantenerse como sea al mando, que quede claro, aquí no existen dos posiciones que miran con ópticas diferentes lo que pasa en Venezuela, aquí lo único que hay es una dramática realidad de un país destrozado, postrado y estancando, tapada con miles de millones de dólares por medio de la manipulación, la autocensura, el aniquilamiento selectivo de los enemigos políticos, la compra colectiva de conciencias mediante misiones destinadas al más terrible y poderoso control social jamás visto en esta tierra y al total desmantelamiento de todo el entramado institucional para convertirnos en un país cercano a las montoneras del siglo XIX, ya hace tiempo que aquí no existe ningún pudor en tapar las reales intenciones del régimen, a lo sumo declaraciones en extremo cínicas, que procuran cazar incautos e ingenuos en el entendido que todo lo malo que nos sucede, es responsabilidad directa de los factores democráticos nacionales, que sin tener prácticamente mayor poder económico y de control político son culpables de la monstruosa inflación que nos carcome nuestro escuálido sueldo, de lograr poner a oscuras por varias horas a más de la mitad del país, de inventar y de repente hasta de estar detrás de los más de 24 mil asesinatos con que terminamos este año.
No, no hay dos visiones de lo que nos pasa, existe una sola verdad y frente a ella debemos tomar acciones para iniciar un sentido y necesario cambio de timón, he venido manifestando a través de mis escritos anteriores, de la imperiosa necesidad de procurar alcanzar un profundo acuerdo nacional entre los factores democráticos basados irrenunciablemente en nuestra Constitución tan pisoteada y violada como nunca por el actual régimen, la actual mesa de la unidad debe dar paso a un mecanismo basado no solamente en el tema electoral, sino en una propuesta alternativa, viable, democrática y de un altísimo grado descentralizador, debemos tener la madurez política para convertir nuestras diferencias en fortalezas que nos apuntalen como reales opciones de poder ante este desaguisado minestrón de árboles de no se cuanta raíces, de motores fundidos antes de arrancar y de ridículos y extravagantes planes de la patria, es sin tapujos, pero sin radicalismos estériles, que debemos hablarles a los venezolanos, desde la urbe hasta donde se acaba el asfalto.
Toca este nuevo año fortalecer la lucha enmarcada en la unidad de nuestra diversidad, sacudirnos a zorros y camaleones que lo único que tienen en mente, son sus trasnochados intereses personales, apuntalar a los partidos políticos con sinceras alianzas con reales liderazgos locales y regionales para poder lograr vencer, cobrar y gobernar.

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