Si yo pudiera devolverte esa
alegría que perdiste hace tantos años, cuando muchos hasta desperdiciábamos
todo ese amor que nos dabas, una buena cantidad éramos felices y no lo
sabíamos.
Si yo pudiera recorrer de
nuevo todos tus caminos y rescatar a quienes en muchas oportunidades dejamos
atrás, porque se daba por hecho que estaban bien, cuando en realidad sufrían y
padecían.
Es que había cosas importantes
que corregir, era necesario cambiar, si, cambiar mi Venezuela, pero para mejor,
no por venganza, en lo absoluto por resentimientos, lo podrido era necesario
quitarlo, por amor, no por odio.
Si yo pudiera enderezar mis
errores, ver la realidad de tus heridas,
de tu voz que gritaba en silencio, de tus venas que empezaban a sangrar.
Si yo hubiese podido frenar
la locura que apenas empezaba y que como río enceguecido fue tomando cada
espacio de tu geografía.
Si yo pudiera decir hoy:
¡Basta ya!, que se detenga este ejercicio criminal que aniquila, mata y encima,
utiliza el amor para esconder sus miserables acciones.
Si yo pudiera estar cada
minuto, cada hora, cada día a tu lado para defenderte, para quererte, para
amarte a lo largo y ancho de todos tus rincones.
Que no exista temor en mis
manos, ni temblor en mi voz que me impida darte todo lo que te mereces, mi
Venezuela.
Si yo pudiera execrar a los
que te violan, te maltratan, te someten y encima pretenden que te arrodilles
frente a ellos.
Pero también a quienes se
maquillan, se polvorean, se disfrazan y procuran enamorarte con colores
diferentes.
Si yo pudiera lograr que
todos viesen el velo que encubre tanta traición, tanto negocio, tanto
menosprecio por ti, porque mire que te lo he dicho una y mil veces, publicado
hasta el cansancio.
Se sorprendería el mundo
entero de tantos juegos de hambre por tu nombre, por tus venas y por tus
incontables riquezas que crecen en tu interior.
Si yo pudiera lograr que
advirtieras que vivimos tiempos cruciales, que los políticos de bolsillo, del
bando que sea, no les importas, para ellos eres un negocio, un tatuaje
circunstancial.
Si yo pudiera encauzar a la
gigantesca mayoría de tus sentimientos, que por millones vociferan a todo
pulmón: ¡Que se vayan ya!
Que no queremos arlequines,
payasos, ni maromeros, que dentro de nuestras entrañas solo anhelamos la fuerza
de la honestidad, el impulso de la verdad y el poder de la autenticidad.
Si yo pudiera convocarte,
manifestarte y lograr que tus millones de células salieran prestas a defenderte
a capa y espada, por tu dignidad, por tu libertad, por tus hijos.
Porque como me duele cada
vez que recuerdo tantas muertes, tanta sangre, tanto dolor a manos de
desalmados sin escrúpulos, ni moral.
No puedo, entonces callar,
es imposible no gritar por la democracia, de manera plena y total.
No me pidas que me conforme,
que pacte, me acomode y simplemente te deje a merced de sanguinarios y
entreguistas.
Si yo pudiera Venezuela, te
enseñaría por donde van las cosas, te ayudaría a que vieras con claridad
quienes insisten en destruirte, quienes dicen defenderte pero no lo hacen y
quienes en realidad estamos dispuestos a darlo todo por ti.
Somos millones, silenciosos,
pequeños cada uno de nosotros, pero gigantes si logramos unirnos.
Claro que quiero mi
Venezuela, que seas otra, que no te parezcas en nada a esta camisa de fuerza
que te quieren terminar de imponer, pero que tampoco tengas nada que ver con
disfraces del pasado.
Eres joven, altiva, decidida
y con millones de hijos que quieren defenderte, nada ni nadie podrá frenar tu
futuro, pueden, si los dejamos, alargar la agonía de todo lo viejo que se muere,
pero nunca lograran impedir tu triunfo.
Si yo pudiera mi Venezuela,
te citaría para mañana, en el mismo lugar, a la misma hora, con todos tus hijos
para amarte y luchar, para lograr sacudirte de alimañas y criminales, pero
también de zorros y camaleones.
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