sábado, 15 de febrero de 2014

La Unión y su poder.

El poder de la unidad.
Escribo estas líneas a horas de las manifestaciones pacíficas y democráticas convocadas en todo el país para este 12 de febrero y luego de las multitudinarias marchas efectuadas por estudiantes, madres, trabajadores y ciudadanos de a pie, para reclamar respuestas a la profunda crisis en las que nos ha sumergido el régimen que nos gobierna desde hace 15 años, no se trata, como intentan hacer ver los oficialistas, de ¡¿fascistas!?, derechistas y gente cargada de odio que solo busca acabar con los grandes logros de la revolución y de paso arrasar con los pobres, tampoco como intentan hacer ver algunos pacificadores de burdel y V columnas, de saltos al vacío y gritos de “vete ya”, no señor, se trata de organización popular desde la calle, desde el barrio, desde la urbanización o la fábrica, las que quedan, para propiciar rectificaciones reales y adecuadas de parte del gobierno de una vez por todas, se busca colocar el contrapeso necesario para lograr un dialogo que nos lleve hacia una salida constitucional a todo este desastre que ellos mismo han hecho fruto de su ineptitud, corrupción y prepotencia.
Ya basta de que cada vez que se produce un reclamo legítimo de cualquier sector de la población, se recurra al expediente de la mentira, la manipulación, el terror y la persecución como respuestas, quienes hoy dirigen el país parecen estar convencidos que a ellos los eligió no sé qué poder, para dictaminarle el rumbo de cada uno de nosotros, así nadie esté de acuerdo, el haber ganado unas elecciones, por cierto por una diferencia pírrica y fraudulenta, en lo absoluto les da patente de corso para hacer los que le dé la gana, se han acostumbrado a utilizar sin el menor asomo de pudor, todos y cada uno de los poderes del Estado, para acabar literalmente con quienes osen oponerse, por eso se hace imprescindible conformar una vigorosa organización social nacida desde las entrañas de la misma sociedad que tenga la capacidad de poder convertirse, no en un muro de contención, sino en un gran movimiento de partidos políticos, comunidad y líderes de carne y hueso, que avancen sin prisa pero sin pausa, hacia la conformación de un gran acuerdo nacional democrático, que nos impulse fuera de todo este marasmo, apatía, descontento y tristeza en la que nos han sumido estos años de mandato rojo.
Por eso las discusiones y planteamientos que hemos realizado dentro de la unidad de las fuerzas democráticas es ahora mucho más pertinente, las demostraciones de calle, las protestas, escritos y manifestaciones de sectores afectos al chavismo así lo confirman, existe un general y mayoritario malestar nacional, nadie en su sano juicio opina que vamos por buen camino, como nunca el sentimiento de calentura se ha hecho extensivo a capas venezolanas que siguen creyendo en el mal llamado proceso, no hay una esquina, una bodega, hoy sin mercancía que vender, un rancho o un centro de estudios donde no se hable, todavía con alguna aprensión, del hueco oscuro y subterráneo donde el gobierno nos ha llevado, los números de compatriotas fallecidos a manos del hampa no han bajado en lo más mínimo, sigue desangrándose el país por los cuatro costados, si en algún lugar arrecia algún operativo policial y baja artificialmente las cifras, estas repuntan en otro lado donde los delincuentes se trasladaron para continuar con sus matazón, tan solo se corrió una arruga y eso no lo aguanta nadie.
Así las cosas, debemos enfocarnos en consolidar la unión de quienes queremos un cambio dentro de nuestro marco constitucional, no somos ni aventureros ni golpistas, a diferencia de otros cuyo prontuario habla por sí solo, ah, pero también nos quedamos sin mejillas de las tantas veces que nos las han calleteado, toca unidad y calle por la democracia.

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