viernes, 10 de marzo de 2017

¡Aunque te vistas de seda!




Avanza el mes de marzo para que se cumpla el primer trimestre de este año 2017 y en nuestro país no podemos decir que la cosa sigue igual, con honda y profunda preocupación debo confirmar lo que se recoge en el más recóndito rincón de nuestra geografía y da cuenta en el estrago de los estómagos que producen los ácidos por falta de alimentos para procesar, la cosa está peor y cada vez se hace más difícil comer y vivir con calidad en Venezuela, por lo menos para la gran mayoría de ciudadanos comunes y corrientes. Escuchar lo que poco a poco vas eliminando de tu dieta diaria, no porque no lo puedas comer, sino porque no lo puedes pagar y lo que es peor, las cosas por las que lo sustituyes, raya en la más miserable impotencia de no poder ponerle coto a semejante situación de una vez y a la brevedad.

Usar literalmente el pellejo del pollo para sacar aceite es uno de los ejemplos con toda su crudeza de nuestra realidad; caparazones, sardinas y tubérculos representan la base fundamental de una lista de compras cada vez más corta que coloca a lo que antes era rutina en lujos difíciles de costear.

No entremos en la creatividad cuando del elemento de higiene y aseo personal se trata, o del tratamiento para enfermedades permanentes que apela al retorno a las hierbas, guarapos que habíamos dejado atrás. “¡Qué difícil está la cosa! ¿Hasta dónde vamos a llegar?”, se suele repetir en cualquier escenario, desde visitando un barrio buscando pan o masa de arepa pelada, a las puertas de un hospital y hasta en la cola del banco mientras intentas sacar lo poco que has podido guardar, nadie se salva de esta tragedia difícil y muy compleja, o por lo menos aquellos que no estamos enchufados, pese al intento fallido del socialismo para conservarse en el poder incluyendo la celebración por la entrega de cajas con comidas que la gente tiene que pagar mientras se cala un discurso trasnochado de falsa generosidad de quienes construyen corruptelas a costa de la peor necesidad. Pero no solo es el tema social o el económico, si abordamos el escenario político la cosa no es diferente, el país está cansado y exhausto; vivimos de proceso en proceso que desgastan a nuestra dirigencia partidista, entusiasma y desanima a la llamada sociedad civil que no siente ninguna conexión con la representación política, que está molesta por el rumbo que tomamos cada día, pero que debemos seguir estimulando para impedir la muerte definitiva de una democracia que el oficialismo conduce a su decadencia, apoyados por poderes como el TSJ y el CNE con cronogramas, fechas y procedimientos como las legalizaciones de los partidos, retrasan la convocatoria a elecciones regionales y municipales que saben no ganarían.

Mientras los venezolanos intentamos deshojar la margarita, allí está el gobierno, burlándose de todo el mundo incluyendo a los de la famosa XIV Cumbre Extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América que se llevó a cabo en Caracas para aparentar logros que nadie les cree, hospedando gratis a un gentío, comensales que disfrutan de las mieles alimenticias que le cuestan un ojo de la cara a nuestro presupuesto y que bien ayudarían de verdad a familias en pobreza extrema que son más de las que dicen mientras las intentan ocultar en conclusiones contradictorias y hasta hipócritas.

Debemos seguir denunciando todo lo que pasa y combatirlos con energía, aunar esfuerzos y establecer un objetivo común que mueva y convenza a la cada vez más decepcionada sociedad, porque aunque algunos se vistan de seda, seguimos sumergidos en fuertes desigualdades y desequilibrios, en medio de un proceso de incesante cambio donde desafortunadamente el atraso y las injusticias, así como la violencia y desesperación, tienden a imponerse más allá de lo tolerable.

Deyalitza Aray

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