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La estaca

No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír, así reza un viejo adagio popular muy arraigado en nuestras culturas hispanas para eventualmente referirse a la manifiesta inclinación de muchas personas de no aceptar una determinada realidad por numerosos que sean los argumentos que se les presenten, tratan siempre por todos los medios de voltear la cara hacia otro lado y así no darse por enterados de lo que tienen al frente, cambian de canal o de estación de radio para no oír lo que permanentemente se ha convertido en una situación normal y cotidiana, desechan las informaciones que consideran malas y se empeñan en buscar escapatorias fantasiosas al ambiente que los rodea; en otras palabras, esconden la cabeza como el avestruz para ver si al volver a sacarla lo desagradable habrá pasado y todo sea felicidad y gozo.

Claro, vivir en una permanente zozobra tampoco es una buena manera de llevar las cosas, pero creyendo que escondiendo los hechos la situación mejorará por arte de magia tan solo llevará aun mayor desencanto y frustración, la esperanza es una fuente de fuerza e inspiración, pero debe venir acompañada de una dosis de realidad para poder afrontar con éxito los retos que tenemos por delante.

Desde que nos gobierna el actual régimen la vía escogida para resolver los distintos problemas que nos aquejan hace rato que fue tomada y decidida, la centralización de todas y cada una de nuestras actividades ha sido el norte del gobierno desde sus inicios; tenue al principio, ha ido creciendo a pasos agigantados los últimos años, se transfirieron a manos del poder central los puertos y aeropuertos, las carreteras, los principales hospitales, el manejo a su real saber y entender de los recursos de los estados mediante unos benditos fondos solo manejados por Caracas, se crearon vicepresidencias ilegales solo con la intención de entorpecer aun más la gestión de los gobernadores, ¿y todo para qué? ¿Han mejorado los servicios o la infraestructura de esas actividades manejadas de esa forma? ¿Ha sido más transparente? No, claro que no, el retroceso ha sido mucho más que manifiesto, tan solo dese un paseo por las principales vías terrestres y hará un viaje a los cráteres de la Luna gratis, vaya a la Chet un día y sentirá un escalofrío que solo se puede entender viéndolo en directo, agarre su vergatario y tómeles fotos a las miles y miles de vallas que anuncian obras fantasma jamás construidas, haga un tour en curiara por La Punta y Mata Redonda, le darán unas ganas inmensas de recordar la madre de algunos; párate en el puente La Cabrera y ve cómo se destruye un país por la indolencia, la corrupción y la incapacidad.

Aunque volteemos, la realidad siempre estará ahí, afrontarla es la única manera de poder lograr torcer las cosas que han tomado mal camino; como cantaba mi camarada Alí: "no basta rezar", hay que buscar nuevos derroteros para poder lograr cambiar este cuero seco en que nos han convertido la nación, es necesario tomar plena conciencia de la necesidad de aprovechar los inmensos recursos que recibimos por petróleo en nuestros propios y urgentes problemas y no en los de otros países. Tú conoces a los responsables, pero recuerda que la culpa no la tiene la estaca si el sapo brinca y se ensarta.