viernes, 5 de septiembre de 2014

¿Qué haces, esperanza?

Definir la "esperanza" es relativamente fácil, a pesar de las diferentes ópticas, religiones y culturas de cada uno de nosotros, sin lugar a dudas, es homogéneo el sentir de la expectativa de resultados favorables, relacionados a eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto; con o sin base cierta impulsa muchos de nuestros actos, nos hace esperar y soñar por cosas mejores, aun en momentos de incertidumbre.
Claro, puede convertirse también en fuente de desaliento; si las perspectivas no se van cumpliendo como las creíamos, podemos pasar de un estado de ánimo alegre a una visión de desasosiego; no existen, sin embargo, reglas que nos señalen cuándo pasamos de un nivel a otro; a pesar de todo lo que puedan decir sociólogos y estudiosos de la materia, la esperanza en la gran mayoría de las ocasiones no responde a parámetros previamente establecidos y por lo tanto prácticamente imposible de prever.
Desde el año 1999, doscientas sesenta familias agrupadas en la asociación civil "Villa de Manantial" esperan con esperanza que les construyan sus casas, compraron el terreno y hasta la fecha, 15 años después, nada de nada; podemos contar por centenas las historias similares, no hay un solo rincón de nuestro país donde no se escuche el reclamo de grupos de familias que tienen años esperando que la revolución les cumpla con las promesas de casas dignas.
Ofreció el gobierno en 2011 2 millones de viviendas en 7 años, solo que hasta ahora, según sus propias cuentas, van solo 600 mil, cuentas por cierto muy difíciles de corroborar; cuando comparamos las declaraciones del presidente con las memorias de los ministerios las cosas se complican, los números se contradicen y fundamentalmente afloran las contradicciones y las mentiras oficiales.
Pero no solo fue en 2011, antes igualmente se hicieron ofertas y todas terminaron en un saco sin fondo. ¿Se acuerdan de la Misión Hábitat?, ¿o de la Ley de Política Habitacional?, es que ha sido largo el camino de ofrecimientos, creo sin lugar a dudas que podríamos hacer un enorme rosario de ficciones con cada uno de los planes del régimen, porque de haberse cumplido tendríamos un promedio de 1,5 casas por familia en Venezuela, la maravilla de cheverito, pues. ¡Ah!, pero tú ves, misia Clotilde "todavía tiene esperanza", lleva esta noble mujer venezolana todos los años del proceso esperando su casa, yendo a cuanto organismo público existe, entregándole cartas y más cartas a cuanto funcionario logra agarrar, prendiéndole velas a cuanto santo conoce y a pesar de eso no ha obtenido respuesta satisfactoria, pero aún "tiene esperanza".
Mira que ha corrido agua bajo este río venezolano desde que este proceso tomó el poder en el 98, decenas de denuncias de corrupción, despilfarro y mal manejo de los recursos del Estado; regalos de muchas cosas, incluyendo casas, a los aliados internacionales, precios del petróleo como nunca en nuestra historia republicana, ingresos extraordinarios suficientes como para aplicar planes que hubiesen podido recuperar a cualquier país asolado por una guerra o desastre natural; en definitiva no ha sido cualquier pelusa de mono, la realamentazón que ha manejado el poder y no ha podido cumplir ni siquiera con darles viviendas dignas a los venezolanos.
Me imagino a misia Clotilde, en su rancho destartalado, comiendo lo que consigue, sobreviviendo dentro de la inseguridad diaria, con alguna misión dentro del grupo familiar, con alguno trabajando, con alguno estudiando, viendo en la TV de señal abierta cómo el gobierno hace obras aquí y allá, inaugura escuelas en el barrio Tricolor, combate a los apátridas contrabandistas, decomisa toneladas de alimentos a los acaparadores y entonces reza: Chávez nuestro que estás en el cielo, en…

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