martes, 16 de junio de 2009

Reflexiones

Nada fácil tratar de mantener una sana discusión generadora de conclusiones beneficiosas para las partes en esta Venezuela extremadamente polarizada y con mil demonios sueltos y danzando al son de cantos de sirena que procuran acelerar escaladas de enfrentamientos entre sus propios habitantes y entrar de esa forma en un camino lleno de peligros y situaciones muy difíciles de controlar, pero sobre todo de ninguna ganancia para las población en general; cada parte dice tener la verdad en sus manos y procura convencer al mayor numero que pueda, algo que de por si es normal, lo malo es cuando una de esas fracciones tiene el control absoluto del poder y no tiene ningún asomo de vergüenza en utilizarlo de cualquier manera y método para obtener sus resultados, toca entonces buscar mecanismos constitucionales para intentar el retorno del imperio de la ley a nuestro país.
Muy acido fue la descripción de mi anterior articulo por parte de mi buen amigo Sergio Sequera, opinión que respeto por mi condición real de practicar la democracia como una filosofía de vida y es que aunque para algunos estamos tocando fondo para otros este régimen es una esperanza, con muchos sinsabores y miles de promesas no cumplidas, pero esperanza al fin que los mantiene con la firme convicción de un mejor mañana y los aferra de forma frenética y fanática en la idea que no existe nada mejor al Socialismo del Siglo XXI, porque a disgusto de pocos, los últimos años de democracia representativa constituyeron la ampliación de la brecha entre los que no tenían ni rancho, ni alimento, ni vestido, ni reconocimiento; absolutamente nada, los que lograron algunas cosas y veían como se iba deteriorando lo ganado y conquistado por esfuerzo propio; una clase media mermada y cansada de la corrupción, el despilfarro y la mentira y unos ricos mas ricos cada día, y esa realidad debe servir para ubicarnos frente al porque llegamos aquí, muy a pesar de los innegables logros de los primeros años de la IV Republica, y que hacer para impedir se consuma en definitiva esta locura nacida de esa desidia y abandono que hizo irnos por la vía del populismo y resentimiento social que carcome los cimientos sociales, políticos, morales y económicos del país.
Estoy convencido que una mayoría de este país quiere no solo que cesen las peleas estériles y pueriles, y los gobernantes se dediquen del bando que sean a trabajar y buscarle solución a los ingentes problemas que tenemos, sino también a sentar las bases que garanticen el futuro mejor que todos aspiramos, que se actúe sin mentiras ni cartas bajo la manga, que se acabe el show y surjan los hechos y sin embargo debemos preguntarnos con absoluta sinceridad si este régimen que tiene mas de 10 años en el poder y que ha dirigido los destinos municipales por mas de 8 años realmente representa el mañana que desean los porteños, porque recordemos que es un solo gobierno, un solo mando.
Cada uno de nosotros hasta ahora es libre de escoger el camino, solo quiero invitarlos a reflexionar y pensar en frío hacia donde nos estamos dirigiendo, si crees que por buen sendero la historia dirá, si piensas que no entonces es hora de actuar.

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