lunes, 18 de mayo de 2009

La historia sin fin.

Tengo un buen rato buscando la forma de iniciar esta conversación sin atiborrar a los lectores de múltiples estadísticas y números, en extremo pertinentes y reales, pero que nos enmarañan en una gran cantidad de ejemplos en muchas ocasiones confusos para la mayoría a la que realmente queremos llegar, y al final no logramos transmitir lo que queremos a la gente de manera clara y sencilla, ante este bombardeo de informaciones de parte del Gobierno que no termina de hablar con la verdad sobre la gravedad de la situación actual, nos preguntamos: ¿ estamos en el umbral de una peligrosa y critica situación económica? Es solo es una nueva etapa de las dificultades cíclicas que hemos vivido en los últimos 50 años, de la cual hemos leído, sentido y oído muchas apocalípticas opiniones sin que suceda visiblemente a los ojos y bolsillos de todos, una hecatombe que nos arrastre hacia el final del fondo? ¿O estamos inmersos dentro de una crisis global que nos empuja sin que este en nuestras manos influir en ella? Son estas interrogantes las que trataremos de explicar en las próximas líneas.
Creo, en la búsqueda de una adecuada respuesta, que estamos frente a una combinación de una real crisis estructural interna en el entorno de una situación de depresión mundial, porque en el País si bien hemos atravesado en el pasado reciente situaciones apremiantes, no es menos cierto que teníamos el capital institucional, humano, de confianza y financiero para afrontarlas y salir adelante, evidentemente dentro de un proceso de agotamiento del modelo de democracia representativa que daba signos inequívocos de saturación, pero también de una sociedad que luchaba por encontrar el camino idóneo del desarrollo y búsqueda de una comunidad de propietarios, justicia social e igualdad de oportunidades, teníamos entonces problemas económicos, sociales y políticos, coyunturales y estructurales, que requerían cambios urgentes pero cuya solución estaba y esta dentro de un marco social viable y democrático y nunca acabando lo bueno, poco o mucho, que hubiésemos logrado hasta la fecha; no es destruyendo el parque industrial y comercial e invadiendo tierras productivas para asolarlas que podemos salir de una crisis, lo que hace diez años era una coyuntura seria donde los Venezolanos decidimos entre las dos opciones presentadas irnos por el espejismo, el resentimiento y el populismo, hoy en día es un daño estructural que amerita soluciones profundas y no esta caricatura de socialismo soviético mal copiado.
No tenemos actualmente herramientas para afrontar con éxito el desastre interno y la condición mundial, el régimen lejos de poner correctivos idóneos en su momento, nos embarco en el tren de la tala y la quema, talando a los árboles fuertes y vigorosos que producen sombra, oxigeno y madera para el resto del bosque, y quemando todo a su paso para que nunca jamás florezca retoño alguno; estamos desnudos frente a la coyuntura actual, de los rublos alimenticios que nos autoabastecíamos ahora importamos mas de la mitad, ni que decir del resto, la agroindustria en el piso e invadida igual que todo el campo, mas de la mitad de las industrias cerraron y el resto funciona sin inversión ni futuro, el gigantesco gasto realizado en la “economía socialista” dirigido hacia las cooperativas, los gallineros verticales, las rutas de las empanadas, las nacionalizaciones forzadas y militarizadas, las petrocasas, los planes hallacas y un largo etcétera de increíbles despilfarros nos colocan frente a un panorama desolador y no saldremos de el con dos o tres medidas macro y/o micro economías clásicas, estamos estropeando a paso acelerados el motor principal de nuestra forma de vida,en una marcha felizmente revolucionaria.

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