viernes, 1 de agosto de 2014

Infarto Económico.

Eduardo Sánchez.
El corazón, definitivamente nuestro motor, si no puede recibir ni bombear sangre a todo el sistema circulatorio de manera constante, fuerte y sin obstáculos, empezaremos a experimentar ahogos y mal funcionamiento del resto de nuestros procesos, y si no se toman las medidas adecuadas provendrá el colapso inevitable.
Venezuela está profundamente herida en su maquinaria central, dos cosas nos han llevado adonde estamos: Un sistema económico fracasado y una corrupción galáctica, así de sencillo.
Y lo digo porque algunos sesudos analistas, oficialistas o no, no dejan de atiborrarnos con gráficos, números y lenguaje técnico, en un afán de explicar lo inexplicable y de argumentar a favor de medidas de shock como adecuadas, se les olvida el pequeñísimo detalle de que quienes gobiernan llevan 15 años mandando y con abundantes ingresos.
Me explico, el sistema no sirve, este minestrón de recetas endógenas mezcladas con ingredientes marxistas y aderezadas con pragmatismos de ahogados, no tiene nada que ofrecer para resolver la crisis, se dedicaron a destruir la producción nacional, arrasaron el parque industrial, enmarañaron aun más una burocracia pública y la convirtieron en una especie de vengadores de la nada, transmutaron nuestros muelles en la única tierra de donde salen alimentos, carros, pañales, granos, jugos y hasta polvo blanco, nos entregaron en bandeja de plata a chinos y rusos, hicieron implosión a nuestras bases económicas.
No solo hipotecaron el futuro, lo secuestraron, de la opacidad de los convenios que se han firmado, sabemos que pagamos con petróleo y que el precio de venta es el de la fecha del desembolso de los préstamos, en criollo, las nuevas líneas de crédito por 10 millardos de dólares, la mitad de nuestras reservas internacionales, si las usamos ahora, cuando nos las cobren el precio de venta sería más o menos 98$ el barril, ahora si el precio en el mercado en ese momento es de 120$, cosa por demás lógica, la pérdida financiera es enorme, nos endeudamos con los más bestiales representantes del capitalismo mundial.
Saquen cuenta, hoy 640 mil barriles de la producción son para China, sin recibir ni un dólar, ya nos los dieron y llevamos 50 millardos en préstamos, pero para 2016 el imperialismo chino exige que sean 1 millón de barriles los que les entreguemos, mientras en los hospitales no hay ni gasa, ni inyectadoras, negocio redondo dirán los asiáticos.
Y ahí viene la segunda pata de esta ecuación, ¿dónde carrizos están los reales?, más del 70% de lo que consumimos lo importamos, no hay leche, ni margarina, pero tampoco carros ni repuestos, más de la mitad de las industrias han cerrado o han bajado su producción a lo más mínimo, las pequeñas empresas desaparecen a diario como por arte de magia, crece vertiginosamente el buhonerismo, ingenieros, profesores y un sinfín de profesionales tienen en el rebusque ya no una manera de equilibrar los gastos, sino la única forma de sobrevivir.
Revise a su alrededor, ¿cuántos nuevos establecimientos comerciales usted ha visto?, ¿ninguno o muy pocos?, ¿cuántos han reducido personal?, olvídese de los cuentos oficiales, cada vez que sale a la calle está ahí, a la vista de todos. Va a venir una nueva devaluación, de eso no tengan la menor duda, van a aumentar la gasolina y van a buscar mayores recursos por la vía de los impuestos, porque, ¿saben lo peor?, no solo se robaron todos los mil millonarios recursos que le han entrado al país, nos endeudaron hasta los tuétanos, que quede claro sin necesidad alguna, y ahora pretenden seguir con la fiesta, más dinero a un hoyo negro de corrupción.
El colapso económico toca la puerta, no basta con el petróleo para salir de esta crisis, o reaccionamos o nos infartamos, decidan ustedes.

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