viernes, 3 de octubre de 2014

#Venezuela : Olla de presión sin válvula.

Nada parece visualizar en el horizonte un cambio de actitud, tampoco vemos señales de rectificación, mucho menos de reconocimiento de los errores cometidos; por el contrario, desde todas y cada una de las altas esferas del gobierno sólo vemos truenos y centellas de guerra, tambores de más tempestades y amenazas con radicalizar definitivamente el desquiciado proceso.
Frente a la grave situación de salud, la respuesta es cárcel y persecución a quien ose preguntarse qué está pasando realmente, a los verdaderos expertos en materia de infecciones se les etiqueta y se les despacha con el usual "conspirador", mientras tanto aumentan los casos de cuadros febriles alarmantemente y anuncia el Presidente la conformación de un Estado Mayor contra el dengue y la chikungunya, entonces, ¿hay o no peligro de epidemias?
Ante la brutal escasez de casi todo, la respuesta oficial son más registros únicos para todo, más fiscales para frenar la especulación y el acaparamiento, más controles y más gritos de expropiaciones, por ningún lado uno oye a alguien del gobierno generar planes de producción en serio, en lo absoluto se escucha alguna propuesta real y sincera de sentarse a echar a andar fábricas, comercios o construcciones, solo viejos y fracasados megamercales, que ya no sirven ni siquiera de paliativo momentáneo, arrasaron con el aparato productivo y eso no lo resuelve ningún "sacudón", se les fue de la mano.
Pero más peliagudo aun, en esta maraña de virus y colas interminables de cada día, el hampa continúa su meteórica carrera de asesinarnos a diestra y siniestra, las morgues de las principales ciudades continúan siendo mudos testigos de esta verdadera guerra fratricida que se empeña en llevarnos sin distingo alguno, por un celular, por una moto, por discutir en el tráfico, por simplemente vivir en un país gobernado por insensatos, para quienes como primera y única prioridad está la de mantenerse en el poder a como dé lugar, lo demás es subalterno y por lo tanto puede esperar el tiempo necesario para consolidar la revolución.
Lamentablemente la crisis en nuestro país no está limitada a un sector político o económico, tampoco a una determinada zona; muy por el contrario, se ha desparramado a lo largo y ancho de nuestra geografía y ha invadido hasta lo más profundo de nuestros huesos, nos ha contaminado de una forma nunca vista en nuestra historia como nación y como ciudadanos, llegando a afectar seriamente hasta quienes dicen estar luchando por tratar de cambiar las cosas, sufrimos de una metástasis generalizada y cada día son pocos los resquicios de fortaleza moral y democrática que quedan de pie para tratar de corregir este desenfrenado galopar hacia la nada.
Dialogamos o nos matamos, declaraba un importante dirigente opositor estos días, razones de sobra tiene quien esto decía, la cosa es que desde el régimen nadie quiere ciertamente dialogar, no lo digo yo, me remito a todas las declaraciones oficiales, por televisión, por Twitter o por cualquier medio que realizan quienes de verdad ostentan el poder en Venezuela, solo hablan de comunas, más radicalización y que ni por las buenas ni por las malas otros podrían asumir el poder.
Parece un juego trancado y con la cochina ahorcada, es el oficialismo quien debe efectivamente dar el paso hacia adelante para quitarle presión a todo esto, ¿lo hará?, ni idea, solo ellos lo saben; sin embargo, nos toca a quienes decimos defender la democracia dejarnos de tantas pendejadas y actuar en conjunto por el bienestar y futuro de esta patria, aquí no está en juego un diputado, ni un alcalde ni un gobernador, es nuestro pellejo como seres libres e independientes, nuestro presente como nación republicana y soberana, asumirlo es vital para poder ganar esta batalla.

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