martes, 15 de marzo de 2016

#Venezuela "La Constituyente"

Cada vez surgen más preguntas que respuestas, por donde asomemos el rostro la aprensión, el cansancio y la violencia llevan la delantera, nuestra proverbial fama de país lleno de habitantes felices y parranderos, ha quedado sencillamente, para las notas folclóricas que rellenan la autopista global de la información y mira que todavía intentamos por todos los medios que disponemos salvar la sonrisa, pero la monstruosa realidad que vivimos nos recuerda en cada estallido lo profundo de donde estamos, la cultura de la muerte a dado paso, a la muerte como cultura, en algún lugar nos perdimos.
Estamos intoxicados hasta los tuétanos de malas noticias, no por algún plan maquiavélico de nadie, sino porque lo cotidiano, lo del día a día, lo que vivimos cada vez que salimos de nuestra casas, se convierte en una extensión del terror de haber pasado la noche rezando, primero por haber llegado sanos, después porque nadie intento meterse y finalmente porque a ninguno de nuestros seres queridos lo hayan matado, es que esta Venezuela profundamente deshumanizada, no necesita que nadie nos las cuente.
Y que nadie hable de profeta del desastre, ni de pesimista por naturaleza, como me gustaría hablar de otra realidad de país, de cosas que aunque conlleven problemas, tengan mucho más de alegría y regocijo, pero simplemente no es así, atravesamos, quienes ocupamos esta franja de tierra, una de nuestras peores etapas como país y como seres humanos, el léxico cotidiano está repleto de violencia, secuestro, ajusticiamiento, linchamiento, saqueos y eventualmente el descuartizamiento de nuestros valores, la enfermedad como sociedad es real, no pertenece a ninguna novela, de nada vale voltear hacia otro lado, está siempre te alcanzara, o resolvemos esto de raíz o nos seguimos hundiendo en una oscura y larga crisis social.
Adicionalmente las salidas constitucionales que se anunciaron no pasaran como dicen los chavistas, la renuncia dependería de una ola de movilizaciones populares de verdad, no de movimientos de redes sociales y por lo que hemos visto hasta ahora, a pesar de la brutal crisis, muy pobres han sido las manifestaciones de calle, en cuanto a la enmienda y al revocatorio ninguna pasara el TSJ, caerán en trampas dilatorias para hacerlas inviables y es que ninguna de las tres vías propuestas desde la alternativa democrática ataca el problema de fondo, aquí nada se resuelve con la salida de una persona, prometerle a los venezolanos que con la ida de Maduro se soluciona la cosa, es irresponsable y falso, en el mejor de los casos transitaríamos una continua inestabilidad política, social y económica dolorosa y de consecuencias inimaginables para todos.
Es la Constituyente el verdadero camino para iniciar la salvación de Venezuela, insistir con parches y medidas populistas, tan solo extenderá nuestro sufrimiento, el daño a la sociedad en general no se resuelve con decretos, se soluciona con un cambio radical de todas las instituciones del Estado, necesitamos un nuevo pacto social que empiece a resolver desde abajo el quiebre institucional, recupere los valores de honestidad, trabajo y democracia, procure la unión de los venezolanos de bien, genere la recomposición de todos como colectivo y avance sin dilaciones hacia un futuro real, participativo y de innegables sentidos de ética y moral ciudadana.

lunes, 7 de marzo de 2016

#Venezuela hoy es lunes, ¿Salimos de esto?

Los días pasan con pasmosa intranquilidad, parece que todo se moviera como si estuviésemos viviendo un país en extremo normal, a pesar que las protestas se replican en cualquier parte de nuestro territorio, por la inseguridad, por falta de agua, por estar sin luz o porque cada vez hay menos empresas que todavía pueden mantenerse funcionando, es como estar conscientes del daño, pero no podemos movernos, sentimos y sufrimos, mas sencillamente nos paralizamos.
Buenos amigos me han preguntado en varias ocasiones que ha pasado que tengo tanto tiempo que no escribo, realmente no tengo respuestas para eso les dijo, solo sé que siento, que hace mucho rato las palabras debieron dejar que los hechos fueran los protagonistas, son ya tres meses que los venezolanos hablaron claro y fuerte, sin embargo, nadie ha logrado interpretar adecuadamente el mensaje de la gente, los actores políticos dan la indudable impresión de estar pendiente de sus cosas, de sus cálculos y de sus ambiciones, por encima de las reales y urgentes necesidades de quienes dicen representar.
Frente a tamaña crisis, hemos estado presentes como simples espectadores de un juego macabro, por un lado un gobierno sordo, pendenciero y corrupto que simplemente les importa un pito lo que les pase a los venezolanos más vulnerables, cadenas de mentiras y medidas que no atacan el problema de raíz es lo único que han hecho, no hay hechos tangibles que ayuden a mitigar lo que vivimos y lo que viene, es como simplemente apagar las luces y los pendejos, como siempre, que recojan los vidrios.
Pero es que del otro lado las cosas no son tampoco muy claras, una especie de lucha de egos y tronos se apoderó de muchos de los miembros de la alternativa democrática, no hay respuestas ni contundentes, ni unificadoras, cada quien carga su agenda y su estampita bajo el brazo y no me vengan a joder que hay que tomarse su tiempo, reflexionar y pensar es lógico, pero especular y darles largas porque cada quien quiere ser el dueño de lo que pueda venir, es otra cosa. El tiempo lo mide el que todos los días tiene que sufrir en carne propia lo que pasa, para quien no lo padece es una historia más.
Por mi parte tengo como ustedes más preguntas que respuestas, porque ciertamente la carestía y la crisis que estamos viviendo es profunda y brutal, pero la anarquía, la corrupción y la descomposición social a las que nos han sometido estos 17 años de esta mal llamada revolución, van a ser muy duro de superar, el daño a nuestro modo de vida tiene ribetes de un escandaloso y hondo agujero negro.
Hoy es lunes buenos amigos y las cosas nunca habían estado tan graves en nuestro país, no es suficiente que alguien se vaya, eso no resuelve el problema de fondo, venderlo como solución es irresponsable y populista, necesitamos un nuevo pacto social, un nuevo acuerdo que nos permita salir de este marasmo, convertirnos en una sociedad que se reconozca, que se respete y que tenga bien claro hacia dónde queremos avanzar como pueblo.