domingo, 21 de junio de 2015

Calle Ciega.

Cuando tú lees una encuesta que no refleja tu sentir, irremediablemente la descalificas, sientes que de alguna manera ésta manipula la realidad por intereses particulares; si por el contrario su contenido ilustra mucho de tus sentires, inmediatamente te identificas con sus datos y conclusiones, son situaciones a las que respondemos de manera natural.
Ahora, cuando la inmensa mayoría de un país comulga, que lo reflejado por los estudios de opinión es fiel espejo de la calle, la cosa toma un camino distinto, se unen en un solo movimiento, el andar de muchos con el pensamiento de uno, comienza a tejerse una visión compartida de que indistintamente de nuestros pensamientos e ideas individuales, todos colectivamente estamos de acuerdo en algo, en nuestro caso particular, que ya definitivamente esto no da para más, que se acabó el pan de piquito y que el fracaso de este mamotreto socialista es un hecho innegable y concluyentemente inviable.
Que un paquete de toallas sanitarias haya llegado a costar 1.300 bolívares, en sus diferentes presentaciones, parece ser el pináculo del desastre; no es que los demás aumentos de precios, sobre todo en los alimentos, no sean dramáticos, es que éste en particular ilustra de una manera cruda y directa adónde hemos llegado por esta vía, golpeando directamente el bolsillo de todas las mujeres venezolanas sin importar su preferencia política, color de piel, raza, credo o inclinación filosófica de la vida, sencillamente tienen que usarlas y ya.
La manida guerra económica se les murió como nació, no pudo llegar a cumplir su primer año por cuestiones lógicas; si de verdad existió, ¿por qué no pudiste resolverla, si controlas todo el poder del Estado?, peor, de aquí en adelante la gran mayoría desde ya le echa la culpa al régimen si se acentúan la escasez, el desabastecimiento y la inflación, lógico, expropió empresas de cemento y no hay cemento; expropió Sidor y no hay cabillas; expropió las azucareras y no hay azúcar; expropió Lácteos Los Andes y hay problemas graves en leche; expropió Agroisleña y no hay ni semillas, ni fertilizantes, ni crédito agrícola, ni producción, ni nada.
Mientras tanto, el gobierno sigue en su propio laberinto, continúa sin asumir las responsabilidades que le corresponden, postrado en su indefinición y actuación, tan solo responde con espasmos ante la monstruosa crisis que revienta nuestros cimientos, el nivel de corrupción traspasó los límites de los más tolerables, ya no solamente los grandes cacaos se llenan los bolsillos con dinero público, ahora el robo, la vacuna y el matraqueo se han regado como pólvora en todos los actores ligados de alguna manera al gobierno, no hay una oficina, un despacho, un funcionario que no establezca una alcabala, hasta el más pendejo trámite y el más raso burócrata tiene una tasa que pagar; de lo contrario penarás por meses, hasta obtener lo que estás buscando.
Los hechos se aceleran, nuestro asombro se va perdiendo ante la caravana de lo absurdo que nos domina, no hay un rincón de la patria que nos proteja de la inseguridad, no hay dónde esconderse, una banda criminal en la Cota 905 quema nueve motos de la Policía y amenaza con derrumbar un helicóptero del Sebin, que huye espantado, detienen, uniformados y demás, a ocho policías (PNB) por secuestro de un comerciante en Vargas, las historias se acumulan una tras otra, su impacto y rapidez nos sorprenden y adormece la capacidad de respuestas, nos llevaron a una especie de matadero, sin prisa, pero sin pausa.
No encuentro palabras para definir lo que nos pasa y no sonar vacío, la responsabilidad de quienes buscamos un cambio es enorme, no basta con cuentos de unidad y abrazos de osos, Venezuela se cae a pedazos y estamos parados frente a una calle ciega.

jueves, 11 de junio de 2015

Son 12 millones.

Fue este pasado martes. El gobierno de Nicolás Maduro se ha convertido en una gran máquina de pobres, que en dos años devolvió al país a la misma cifra que se tenía en 2000: más de 12 millones de personas se encuentra en el presente en condición de pobreza. Así se desprende del informe presentado por el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) .
Mientras tanto, de acuerdo con el mismo Presidente, la derecha enloquecida les esconde los repuestos, los cauchos y los aceites a los transportistas, obligándolos a ir a paros escalonados y según el presidente de la Cámara Bolivariana de la Industria, Pedro Martín Cabrera, ninguna de las pequeñas y medianas empresas afiliadas a su institución se ha paralizado o ha dejado de trabajar; queda entonces la inmensa duda de qué es lo que pasa con esta producción de estas empresas socialistas, ¿dónde están?, o peor: ¿hacia qué parte se va?
Háganlo de prueba, revisen en cualquier día de la semana las declaraciones de los altos funcionarios del régimen, todos, todos sin excepción, tratan el tema de nuestra crisis como si realmente no existiera, la cantaleta de la guerra económica, el imperialismo y otra sarta de pendejadas son la moneda común, a tal punto que seriamente me he preguntado si realmente ellos se lo creen, para ellos si hay cola es porque la gente tiene dinero para comprar o es que son puros bachaqueros, fenómeno por cierto consecuencia de la nefasta política del gobierno, no su causa.
Lo cierto, lo palpable es otra cosa, la inflación en alimentos en los últimos 2 años sobrepasó el 180% y en 2015 se calcula que ya superó el 100% en apenas 6 meses, los estratos más pobres de la población destinan ya el 50% de sus ingresos a comprar comida y en las áreas rurales y pequeñas poblaciones del interior del país la situación toma ribetes de drama diario, impulsando a muchos de ellos a trasladarse hacia las capitales de los estados en busca de productos que no consiguen en su pueblo; esas realidades no se solucionan ocultando cifras, ni inventando enemigos imaginarios, se resuelven con políticas integrales y viables, así de sencillo.
El caso de la red de Mercal es significativo y nos ilustra de manera descarnada y directa el gran fracaso de este modelo económico: en 2006 el 72% de las familias más pobres de Venezuela compraban allí; hoy en día solo el 30% lo sigue haciendo, la gran solución socialista frente al capitalismo apenas mantiene la mitad de sus establecimientos abiertos y el resto exhibe una espantosa y terrible escena de escasez en cada uno de sus anaqueles.
La pobreza extrema en el país ya supera el 20% de la población, en estados como Monagas, Guárico y Portuguesa el 23% no pueden comprar la canasta básica de alimentos y en Apure más del 30% no lo puede hacer, son realidades que más allá de los números, quienes vivimos de verdad en este país lo sabemos y lo digo porque aquí los enchufados rodeados de sus beneficios y guardaespaldas son incapaces de verla, ¡pero cómo les gusta hablar, en nombre de un pueblo que hace rato dejaron a su propia suerte!
Dramático, a quienes desde el oficialismo disparaban multimillonarias cifras de toneladas de consumo por parte de los venezolanos también se les cae la careta: lácteos, huevos, grasas y azúcar han disminuido en más del 30% su ingesta, cereales, leguminosas y pescados en más del 22%, la carne en más del 12%; el cacareo de la revolución se cae por su propio peso, a pesar de la manipulación y de premios, irrespetuosos con las grandes mayorías por parte de la FAO, la verdad es otra totalmente diferente y delicada, producimos prácticamente nada y consumimos cada día menos en los estratos más vulnerables del país, la mejor fábrica del régimen ha sido la de hacer pobres.

jueves, 4 de junio de 2015

La pobreza es roja.

Acaba de difundir Provea en la ONU las cifras y la verdad que todos palpamos y vemos a diario: hay más pobres en Venezuela, estamos al mismo nivel que en el año 2000, en otras palabras, el socialismo de este proceso volvió a colocar la pobreza del país al punto donde la consiguió cuando ganó las elecciones del 98.
Solo en el año 2013, último período que el régimen ha publicado datos oficiales, más de 413 mil hogares cruzaron el umbral de la miseria, situación que se ha agravado ostensiblemente estos dos años de mandato madurista, muy a pesar de la abrumadora y manipuladora campaña con que desde el gobierno pretenden seguir engañando a los venezolanos, las penurias por las que atraviesa la población se han convertido en el pan de cada día.
Contundentemente en la misma exposición, se da cuenta de que ha aumentado de forma alarmante la exclusión dentro de la sociedad nacional, es decir, la bandera difundida desde los inicios de este régimen, como la principal fuerza del gobierno de quienes tienen más de 16 años en el poder, es falsa, la marginación de vastos sectores es un hecho tangible y demuestra de manera directa y certera el tremendo fracaso de este modelo.
Y es que debemos estar bien claros en lo que ha sucedido para poder entender adecuadamente lo que sucede, la verdadera razón de este gigantesco chasco en lo absoluto es atribuible a factores de la oposición, tampoco a ninguna confabulación internacional, menos a la conseja de algunos altos mandos oficiales, quienes en más de una oportunidad pretendieron decir que lo que pasaba era que los venezolanos ahora comíamos demasiado, que gastábamos electricidad de forma alocada o que nos bañábamos en exceso; la realidad es mucho más sencilla y directa, la improvisación, la corrupción, el despilfarro y la impresionante incapacidad del régimen en resolver hasta los más nimios problemas terminaron por colocarnos en esta nefasta y profunda crisis.
Inclusive, cuando al final saquemos cuentas, veremos con horror y estupor cómo fueron dilapidados miles y miles de millones de recursos que difícilmente podremos volver a ver algún día en nuestra nación; es muy fácil decirlo, pero en ocasiones difícil de entender para las grandes mayorías, que lo que nos ha ingresado en todos estos años de bonanza petrolera no es ninguna pendejada y que quienes gobernaron sencillamente acabaron con el futuro de una generación completa, a quienes se les ha arrebatado la posibilidad de crecer en un país teniendo alternativas reales de superación, de mejoría en sus niveles de vida, de esperanza por conseguir sus metas, si con esfuerzo y constancia se dedicaran a trabajar y a producir, se les arrancó de un solo golpe el derecho a soñar su porvenir.
Así esto, como quiera cada uno de ustedes llamarlo, se convirtió en un espantoso fraude, en una máquina de producir cada día más pobres, que desbarató los planes y expectativas de las grandes mayorías de los venezolanos, que se dedicó a procurar odio y división entre iguales, en lugar de buscar hermandad y solidaridad para crecer como colectivo, dañando irresponsablemente los cimientos de la sociedad y acabando con el pacto social existente sin haber sentado las bases para uno nuevo, impulsaron la ruptura social y crearon un cataclismo cultural.
Podemos concluir, sin temor a equivocarnos ni a ser en lo más mínimo tremendistas, que hoy más que nunca en Venezuela la pobreza es roja, que quienes tuvieron en sus manos la posibilidad cierta de iniciar un período de desarrollo integral para todos los venezolanos, prefirieron irse por el camino del revanchismo social y destruyeron el país, así de sencillo, no les busques más excusas, la realidad es terca y todos los días nos muestra en la calle los resultados de este funesto régimen.