viernes, 16 de septiembre de 2016

#Venezuela "A las puertas de algo"

El país, su gente, la calle, cada rincón de esta tierra, desde el rojo, pasando por el neutro, hasta llegar al otro lado del arcoíris, tiene un profundo y agitador grito de cambio, no sabe cómo será, tampoco como vendrá, pero exige que sea pronto, sin dilaciones, sin más confrontaciones, que los “bandos” se sienten con transparencia y resuelvan, en paz, bajo el imperio de la ley y definitivamente de forma democrática, esta agonía a la que un régimen obsoleto y totalitario ha llevado a Venezuela.
Debería ser relativamente sencillo escuchar el clamor popular de quienes, por un lado, hablan de la revolución de los pobres, de los desposeídos, de los pata en el suelo, que se llenan la boca hablando de logros, de kilómetros de éxitos y de su infinito amor hacia el pueblo, es solo cuestión de que enciendan algunos de sus aceitados motores y simplemente poner en marcha dos buenos oídos para que de una vez por todas, entiendan que ya basta, que una cosa es el fracaso de un modelo y de un proyecto y otra, es sacrificar criminalmente a todo un país, la historia, la de verdad, los juzgara adecuadamente cuanto toque, no les quede la menor duda.
Pero también hay otro sector, uno que habla de otro país, de una forma diferente de gobernar, de actuar, que en su diversidad logro ponerse de acuerdo en temas electorales, que acumula aciertos y fracasos, que le toca demostrar si tiene la suficiente claridad para asimilar lo que requiere la gente y no lo que ambiciones subalternas parecen imponer, los hechos hablan por sí solos, en lugar de incluir, ahora una especie de 4 “elegidos” pretenden definir lo que más le conviene a unas 35 millones de almas en los próximos años, también les toca entender, que lo que atravesamos no es cualquier paja y que la gente se cansó, de que la sigan llevando como becerros para los corrales.
Quedamos en el medio las grandes mayorías, esas que anhelan desde lo básico hasta las expectativas más grandes, quieren hechos, están hartos de las diatribas y nos piden propuestas, resoluciones, planes para ver cómo va enderezándose esta cosa, obstinados unos de tanta habladera sin sentido, otros de tanto gatopardo que quieren agarrar mango bajito y muchos sencillamente deseando que se prenda la era del trabajo, la seguridad, de las oportunidades para un presente menos traumático y un futuro donde la palabra esperanza no sea un hueco vacío.
Tiempos de definiciones, de establecernos clarito nuestras prioridades, ahora con más decisión debemos estar en la cotidianidad de esta lucha, de no dar en lo absoluto nada por sentado, de dejar de una vez por todas la manía de entregar cheques en blanco, aquí nadie es dueño de la verdad, estos 18 años deberían darnos la suficiente experiencia para dejar de creer en mesías, pajaritos preñados y demás hierbas, las soluciones para salir de esta profunda crisis, no está en cenáculos cerrados, tampoco en portadores de pasados anacrónicos y superados, toca el turno de las mejores capacidades: sociales, profesionales, políticas y económicas, hay que superar las épocas de brujos, yerbateros y traficantes.
Algo indudablemente esta por pasar, hace rato que estas puertas no soportan la presión de estas aguas cargadas de imperiosas, profundas y dramáticas necesidades incumplidas, pero no nos engañemos, también hay rabia, ignorancia y temor, todavía queda mucho espacio para la politiquería, el populismo barato y los vendedores de quincallería, las cartas continúan jugándose, no dejemos, ni permitamos quedarnos por fuera, ahora corresponde tomar partido, es el momento.

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