viernes, 12 de febrero de 2016

#Venezuela "Entre Conjura y Conjurados."

Nada parece frenar el frenesí revolucionario hacia su propia destrucción, arrastrándonos a todos en su locura, la escasa sensatez de algunos de ellos, ha sido sustituida cada día con más extremismo, los tambores de la guerra se han convertido en su único mensaje, reducidos y atrincherados en un poder temporal, no terminan de asimilar que la inmensa mayoría del país anda exactamente en sentido contrario a donde insisten en llevarnos.
El divorcio con la realidad es profundo, se convencieron de sus propios discursos, creyeron la historia de la fase superior del comunismo, “cuando desaparecidos el estrecho horizonte del derecho burgués, la riqueza colectiva fluya más abundantemente”, claro, en este caso mientras nos llevan hacia la suprema felicidad, fueron saqueando las arcas públicas, se enriquecieron brutalmente a costilla de todos nosotros y ahora quieren terminar de acabar este cuero seco, agujereándolo por todos lados, no tiene paz con la miseria.
Todo, todo lo malo que pasa en Venezuela es culpa de algún siniestro imperio, de alguna terrible conspiración de las derechas internacionales, del masivo derroche y consumismo de los venezolanos o peor, que no se hizo una economía productiva porque teníamos un pueblo analfabeta, como lo ilustro hace poco el flamante delfín chavista de la Asamblea Nacional, es decir, que estos 17 años del proceso son apenas el principio de más o menos un siglo de ensayo y error, para poder encaminarnos hacia un país potencia.
Lo cierto es que la crisis avanza a paso de vencedores frente a la inacción del poder revolucionario, ante las propuestas del sector privado se responde con descalificaciones y amenazas, frente a un poder legislativo que exige cuentas y no cuentos, se procura reducirlo a un simple jarrón chino, no existen puentes para procurar un dialogo, es el propio régimen quien se empeña en dinamitarlos uno a uno, dicen desde sus alturas que como sea instauraran su socialismo tropical, no dejan rendijas para explorar soluciones y quienes se arriesgan a llamados a la cordura terminan vapuleados, triturados y despachados por la enorme maquinaria mediática oficial, es que estamos en una lucha de clases insisten.
No terminan de entender que ver hacia otro lado, no hace que lo que viene se detenga, la gente en la calle habla un idioma totalmente diferente a sus arengas, es el sentir de la desesperación por una crisis económica, que diariamente los lleva a deambular de cola en cola buscando alimentos, es la rabia de ver como se les va de la mano la vida, tratando de conseguir la medicina que no aparece, es el terror y la impotencia de saber que su propia existencia depende de la suerte de no estar donde el malandraje decida actuar, es que ya en esta tierra de gracia no se consigue ningún lugar realmente seguro.
Respuestas, eso es lo que piden a gritos los venezolanos, alternativas que les permitan saber si existe alguna salida ante tanto desastre, y ojo, no tienen preferencias de quien o quienes terminen siendo los que cubran sus expectativas, si bien es innegable que hoy una buena parte se sienten identificadas con los partidos agrupados en la MUD, no es menos cierto que el nivel al que ha llegado la crisis, aunado a la apoplejía gubernamental, abren una peligrosa caja de pandora que nada ni nadie puede pronosticar, es un terreno muy espinoso, debido a que ya a estas alturas, los cimientos de la sociedad han venido cediendo de una forma continua y acelerada, la anarquía hace tiempo se ha hecho dueña y señora de lo que era una precaria institucionalidad.
Nos hemos convertidos en la conjura y en conjurados, desde el régimen lo único que vemos es activistas cargados de gasolina y fósforos para apagar el fuego, el tema que prevalece es acabar con todo y en el ínterin destruir la posibilidad de una esperanza que pueda indicar alguna solución, el juego por el que se ha decidido, es el más irresponsable que pudiese haberse escogido, la historia latinoamericana y la nuestra, está repleta de aventuras mesiánicas que terminaron de la peor manera, nadie sale victorioso de la ruina y el arrase, una crisis económica para un país como el nuestro, si bien requiere de sacrificios y gran esfuerzo colectivo, en lo absoluto se compara con las consecuencias de generar golpes, estallidos o cualquiera acción fuera de la democracia y la constitución, los tiempos se agotan y lamentablemente los gritos del silencio cada día retumban con más fuerzas en los muros que nos encierran.

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