domingo, 31 de enero de 2016

#Venezuela Basta de cálculos políticos.

Hace rato que en Venezuela las cartas están echadas, no existe rincón de nuestra patria que no haya sido enlutada por el hampa, el rojo nos marca nuestra cotidianidad estos últimos 17 años, la industria que no ha sido expropiada, ha sido destruida o llevada a su mínima expresión, sobreviven pocas, como un recordatorio terco de nuestra todavía reservas de rebeldía, es posible sin embargo, que algunos todavía no hayan caído en cuenta de lo que realmente está pasando, otros simplemente intentan seguir con el tema de mirar hacia otro lado, mientras unos indiferentes continúan como si esta cosa no me toca y definitivamente muchos, pero muchos, tienen literalmente el corazón en la mano.
Han pasado aproximadamente más de 60 días desde el 6D, y no digo exactamente el tiempo, porque en esta época nada es taxativamente como es, cosas de la que estábamos anteriormente seguros ahora nos dicen que no es así, la inseguridad no es un hecho, es tan solo una sensación, preocupante si, pero únicamente en nuestra psiquis, la inflación en lo absoluto existe, es que insistimos tanto en hacer colas para comprar, que simplemente encarecemos todo por nuestra propia culpa, los enfermos no logran conseguir su medicina, sencillamente porque la caja de antibióticos se la tomaron toda en un solo día, al final de acuerdo a la filosofía de quienes gobiernan hace años este país, no tenemos alimentos para cubrir las necesidades básicas, por la inmensa flojera de no haber sembrado en la terraza del apartamento un manojo de cebollín, un ramillete de cilantro, un mogote de pimentones rojos y unos quintales de café.
Nos alcanzó el pasado, quienes prometieron llevarnos hacia un futuro signado por la grandeza, la magnificencia y la inmortalidad, solo han mostrado infinita capacidad para asolar, corromper y acabar, lo poco o mucho, de bueno que pudo haber existido aquí, ahora se nos levanta este presente con toda su furia y su desgarradora realidad, ya nadie necesita que le digan como sobrevivimos los venezolanos, incluso quienes aún intentan darse explicaciones extraídas del libreto del imperialismo y demás yerbas, todos coincidimos, todos padecemos este maremoto de demolición social, institucional y afectiva, ya los diques que todavía contienen esta maltrecha situación están a punto de terminar de reventarse, el tiempo de las supuestas buenas intenciones se acabó, de los maromeros, de los camaleones y de los que siempre quieren cambiar todo para no cambiar nada, ahora toca el momento de las decisiones de estadistas, de rectores y conductores con guáramo, inteligencia y honestidad.
Es que 20 horas para llevarse 2 harina pan y un paquete de cuatros rollos de papel tóale, o de soportar desde la madrugada para comprar una bombona de gas ya se hizo demasiado, deambular desesperado para adquirir una medicina de vida o muerte, o resignarse a llorar desconsoladamente a un familiar asesinado por la delincuencia ya sobrepasa más aguante, sentir que cobrar la quincena es como si nada hubiese pasado o que tu liquidación de años de trabajo, solo te alcance para un par de zapatos, un vestido, un pantalón, una regular camisa y unos shores y ropa interior ya rompió cualquier capacidad de paciencia, llegamos a una parte del fondo, calidad de vida se ha convertido en un eufemismo que suena hasta chocante, el hoy es luchar para intentar sobrevivir, y eso por donde se mire hay que darle un freno, ya no se puede seguir jugando ni con la entereza, ni con el futuro de los venezolanos.
Ya basta de cálculos políticos, de seguir sacando cuenta de lo que cada quien pueda obtener si se da tal y cual cosa, de la loca carrera que más de uno ha iniciado hacia unas supuestas elecciones a la gobernaciones o alcaldías, este país se encuentra en una profunda y prolongada terapia intensiva, el manido modelo que se intentó imponer a troche y moche por estos ideólogos de cafetín, ha entrado en su fase terminal, las más peligrosa por cierto, la que más puede originar situaciones que nos podrían llevar a impensables escenarios de miseria y confrontación de no asumir la clase política dirigente el verdadero rol que le toca ejercer, es hora de plantear la ruta constitucional de manera franca y clara para cambiar este régimen, no hay planes b, ni c, de continuar este tira y encoje sin resultados, esta especie de juego perverso a ver quién se cansa primero, quien abandona o peor que se termine de derrumbar esto, abrirá una caja de pandora de incalculables consecuencia para Venezuela y los venezolanos.

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