jueves, 20 de agosto de 2015

#Venezuela : Capitulo 16 y medio.

Son las 3 de la mañana, aun somnoliento siento como el autobús se detiene, escucho voces afuera, corro un poco la cortina y veo uniformes verdes de aquí para allá, trato de averiguar donde estamos, de repente se abre la puerta y un guardia bastante mal encarado nos exige bajarnos, ahora sé dónde estamos, llegando a Puerto La Cruz en un peaje, nos ponen en fila como delincuentes y empiezan a revisar las maletas, si, así como lo lee, en la madrugada, en plena carretera y como si viniéramos saliendo de algún penal, las fuerzas militares venezolanas realizan una requisa en busca de ¡productos regulados!, según ellos esto es parte del combate a la guerra económica.
Indignación, rabia y creciente sentimiento de impotencia se apodero de todos los que estábamos viajando, aquí literalmente no importaba un carajo cuales fueran tus inclinaciones políticas, simplemente se nos enseñó una vez más, la cara real de un régimen a quien hace rato se les perdió la brújula de este país, destruidos y secuestrados nuestros derechos económicos y políticos, poco les preocupa el tema de los derechos humanos, la revolución debe continuar en harapos, desnuda y como sea.
Estamos inmersos en el pantano de su propia creación, como en una novela de terror, el gobierno ha venido avanzando en cada capítulo en el arrase de todas las bases posibles que hacen viable a una sociedad, el empeño de su obstinada ambición parece no tener límites, la dramática cotidianidad que padecemos todos, definitivamente no existe para ellos, su modelo económico y político no admite discusión y por lo tanto hacen oídos sordos de cualquier propuesta que simplemente no les guste, se atrincheran en su poder, ni creen ni buscan dialogo y solo lo usan para ganar tiempo, se les olvida que hay cosas que no se pueden ocultar, puedes hacerte el loco, pero no por eso se irán.
El daño es total, recuerdo hoy a mis padres, quienes en vida siempre procuraron darle lo mejor a sus hijos, ninguno de ellos era rico ni nada por el estilo, mi madre oficinista y mi padre vendedor, nos inculcaban la necesidad de mejorar como personas, como seres humanos, de ver los mejores ejemplos para avanzar hacia allá, hoy en esta Venezuela tomada por asalto, las cosas han cambiado radicalmente, aunque no para bien, en estos días alguien discutía en defensa del gobierno y la perla de la conversación fue cuando simplemente llego a la conclusión que ciertamente estábamos mal, pero que no importaba, habían países peores que nosotros, bárbaro, el conformismo en un nivel galáctico, mal de muchos consuelo de tontos.
Me imagino que quienes lo ven así, se conforman con que no seamos el país con más homicidios del mundo, sino el segundo, es decir, hay un país peor que nosotros, que tampoco somos campeones en corrupción, estamos cerca, pero unos más ladrones nos superan, mucho menos nos debe preocupar que no se consiga leche, ni harina, ni pollo, ni arroz, hay otras naciones que simplemente les llega muy de vez en cuando y en paquetes que les lanzan los aviones de las naciones unidas, ¿así que cual es el problema?, claro estamos mal, pero unos están peor que nosotros.
Y ahora en el capítulo 16 y medio, el ex ministro Navarro suelta esta perla: “…entre el 2006 y el 2014 se fugaron de Venezuela más 200 mil millones de dólares...”, un pendejaita pues, un país sometido a un brutal control de cambios por parte del gobierno, ¿Quién saco estos reales?, ¿Los bachaqueros, la derecha, la guerra económica?, las respuestas todos las conocemos, que algunos volteen la cara, es otra cosa, la tinta para seguir escribiendo esta nefasta historia se está acabando, además el papel que se usa ya no para más inventos, solo y solo el régimen será el único responsable del desenlace de esta novela nuestra.

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