domingo, 25 de enero de 2015

Entre anaqueles, balas y parlamentarias.

Es impresionante, definitivamente en Venezuela este “proceso” de destrucción masiva a todos los niveles rompe cualquier sentido de normalidad y sensatez, ni siquiera en países en apariencia en peor situación que nosotros pasa lo que aquí sí, por ejemplo, la inflación por otros lares tarda unos años en llegar a donde aquí solo nos cuesta cruzar la calle, un cartón de huevos pasa tranquilamente de 300 a 450 como si tal cosa, ni hablar de champú o de máquinas para afeitar, es como pepitas de oro diseminadas por todo el estado Amazonas.
Tampoco nadie necesita fotos de anaqueles vacíos para saber lo que nos pasa, la realidad diaria la vivimos sin anestesia, pero ojo, no son los empresarios de esos establecimientos los culpables de esta monstruosa escasez; al contrario, de no ser por ellos que todavía trabajan generando empleo, riqueza y bienestar para muchísimos venezolanos, lo único que tendríamos serían dantescas colas en estacionamientos donde el gobierno distribuiría la indigencia y miseria que ellos mismos han sembrado, criado y cosechado con innegable éxito.
De tal forma que no nos desviemos de la verdad, el único responsable de esta profunda crisis es un régimen que insiste en aplicar un modelo económico fracasado y que solo responde a quedarse en el poder mediante el control social y político.
Casi 50 mil muertes violentas en Venezuela en los últimos dos años, el reciente informe del Observatorio Venezolano de Violencia es escalofriante, para nada han servido los sopotocientos planes de seguridad anunciados con bombos y platillos desde el poder central, en archivos digitales se han quedado las interminables cadenas para tratar de convencernos de que se le está ganando la guerra a la delincuencia, ni cuadrantes ni patria segura han modificado algo, es el inmenso dolor de miles de familiares y amigos que nos llenan de rabia e impotencia lo que queda, no se puede seguir jugando con la desgracia de ver cómo se desangra un país, la vida de cada ser humano debería ser razón más que suficiente para dejar las ambiciones y acometer el tema con honestidad y sinceridad, ya basta de show.
Lamentable que sean las balas el único bien que no escasea en nuestra tierra, cárceles atiborradas de presos comandadas por pranes que dirigen, adentro y afuera, a las bandas que roban y asesinan sin distingo de clases o color político, verdaderas mafias que controlan sectores, barrios y hasta estados sin ninguna respuesta oficial, cuerpos de seguridad carcomidos por la corrupción donde los funcionarios decentes se encuentran acorralados entre la amenaza y su conciencia, reales logros de una revolución que vendió a un hombre nuevo y solo profundizo aun más la crisis de valores en nuestra sociedad.
Así las cosas empezamos un año con demasiados nubarrones en el cielo, ni el más optimista puede ocultar la dramática situación por la que atravesamos, coser y cantar no hace que las cosas malas desaparezcan, vivir amargados echando sapos y culebras por Twitter tampoco, solo la organización social por la defensa de nuestros derechos nos puede ir señalando el camino del necesario cambio que tiene que darse; frente a los anaqueles vacíos y las balas que nos matan a diario, se impone trazar la ruta para impulsar las luchas democráticas que necesitamos emprender, horas, días y meses de convencernos, dejar la apatía y actuar en consecuencia.
Las parlamentarias ofrecen la oportunidad de iniciar los cambios, primero, ratificando a los diputados de la Unidad que han cumplido con creces y valientemente frente al abuso del poder; luego, acordando consensos mayoritarios donde se pueda, después, realizando primarias donde sea necesario y finalmente incorporarnos al conjunto de defensores del voto ante el ventajismo del gobierno.

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